jueves, 14 de febrero de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los pájaros de la tarde




Vienen a esa hora en que el crepúsculo está más cercano al lubricán. Otros acuden más temprano. Buscan el mejor sitio en el ficus gigante del parque para pasar la noche al amparo de sus ramas frondosas.

Algunos – estorninos y zorzales – agrupado; otros en bandadas pequeñas. Me recuerdan las imágenes de aquellos aviones cuando estaba de moda el cine bélico y se acercaban, de pronto, por el cielo, y dejaban caer sobre las ciudades cantidades de bombas y sembraban, abajo, el dolor. Estos pajarillos se parecen a ellos en que tienen alas, y en que se presentan de improviso.

Pasan el día en la campiña. Los estorninos se van a los olivares. Ahora que ya está cuajando la almendra, caen sobre ellas y las devoran. Tienen un serio competidor en la grajillas. Las grajillas suben por la mañana pero por las tardes no se vienen al ficus del parque. No sé dónde pasan la noche las grajillas. 
Probablemente en los acantilados de El Hacho o en las quebradas de la sierra…

Hay otros parillos, verderones, jilgueros, pinzones, carbonerillos… Estos no son pájaros urbanitas y se quedan en el campo. Las noches de mucho frío se cobijan en las ramas bajas de los naranjos: Meten la cabecita bajo el ala y, hechos una bolita de plumas, esperan a que llegue el alba. Cuando el tiempo mejora se suben a las ramas más altas. Es cuestión de gustos y de temperaturas.

Los pajarillos del parque tienen el suelo hecho un pespunteo blanco. Se ven que durante la noche ellos van a lo suyo y eso de… pues bueno es cuestión de aprovechar el momento. Al fin y al cabo los humanos ensuciamos más que ellos las ciudades y ellos no nos dicen nada a nosotros.

Cuando los jardineros del ayuntamiento la emprenden con las podas de los árboles del parque  se quedan desorientados y no saben dónde poner el hato para pasar las horas de oscuridad. Es un espectáculos verlos. Dan vueltas y más vueltas queriendo reecontrar un camino que dejaron allí por la mañana…

Estos pajarillos de la tarde, además, llenan el cielo de un piar constante, tanto, tanto que los vecinos cercanos dicen que el gorjeo es algo sin el que al parque le faltaría algo…

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