La copla tuvo su tiempo y su público; sus
autores y sus propagadores (casi siempre mujeres, sobre todo para mí, ellas muy
superiores al elenco de hombres sin desmerecer a nadie). Llenó un espacio y un
tiempo. Una España diferente a ésta del primer cuarto del siglo XXI
Los detractores decían que eran
los mensajes de una España en blanco y negro, de miseria y opresión, de hambre
e incultura que trasmitía, primero en radio de galena; luego, en aquellos
pequeños aparatos que ocuparon un lugar de preferencia en el salón de casa.
La España de la televisión la
desplazó. Además se le asignó una connotación política de identificación.
Olvidaron que la copla había nacido antes, muchísimo antes y que había servido
de transmisión de una lírica de corazón a corazón, de carta en papel pautado
con rayas amplias y plumín mojado en un tintero de porcelana que traía el
cartero en un mensaje añorado.
Historias de amor y tragedia;
historias descriptivas de situaciones nacidas en ciudades, caminos, en la orilla de los ríos y parajes; personas anónimas. Tenían sus vidas. Alguien
las supo y las contó con letra y música. Muchas de esas coplas eran parte
esencial del pueblo llano que desde aquel momento saltaba por las ondas y por
los aires.
Decía Manuel Machado, el de ‘Adelfo’,
sí, el que escribió “Yo soy como las gentes que a mi tierra vinieron…” o “de cuando en
cuando, un beso y un nombre de mujer”. Ese, que por no se sabe qué extraña razón
(¿o sí se sabe?) se permiten ignorar algunos doctos que juntan ripios y le dan barniz
de poema… Perdón, me he ido, ese que escribió que “hasta que el pueblo las canta, / las coplas,
coplas no son…” Pues eso.
De la nómina de mujeres de
entonces Juanita Reina, Lola, - “no se la pierdan”, – Estrellita, Rocío, Marifé, Imperio Argentina...
En una ocasión, en Benalmádena, me acerco.
-
“Malena, perdone, ¿me puede dar un autógrafo?
-
¿Perdón?,
hijo, a mi edad eso se agradece”…
Doña Concha era demasiado; de
las de hoy, esa niña de voz de terciopelo. Canta bajo el seudónimo de Pasión…
Entre los compositores, el
listado imposible…; entre los poetas: Federico,
Rafael de León: “No sé por dónde me vino / este querer sin sentir, / ni
sé por qué desatino / todo cambió para mí.” Me embrujaste…
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