Hace un puñado de años
cuando llamó la luz del alba él ya no estaba. “Pronto madrugó la madrugada”. A
Paco – Paco Rengel – lo habían convocado para jugar el partido donde las
canastas se cuentan por estrellas y las técnicas se anotan en las hojillas que
se lleva el viento.
Paco era un niño grande. Tenía – y mira que era un
tío grande – más grande el alma que el cuerpo. Yo lo conocí, como suele ocurrir
con la gente que el destino nos pone en el camino, de manera casual. Todo fue a
través de la Semana de Cultura Andaluza en el Colegio Los Llanos. “Este año, me dijo Paco Parras,
que hacía que todos hiciésemos lo que había que hacer en cada momento, hay que
traer algún jugador de Baloncesto”…
Manos a la obra. Contacto con
Manolo Castillo - el padre del actual
Director de Sur –, entonces Redactor Jefe de Deportes. Se lo digo. “No te
preocupes. Hecho. Vente por el periódico y hablamos con Paco Rengel”. Esa fue
la vereda por el que este hombre llegó a mi vida.
Todo fue tan sencillo como el
encontrarse con una persona generosa, entregada, servicial hasta dejarse las
pestañas…. De su mano vinieron Curro Ávalos y Orenga, y otros muchos más. De su
mano compartí coche con Pablo Lasso una noche que veníamos de Sevilla a esas
horas en que en los pueblos suelen quitar las calles, de su mano conocí a mucha gente - Fernando Peralta- …
Pero de su mano conocí algo más
importante, mucho más. No se es ‘más’ porque se ocupen puestos de mucha
responsabilidad en un medido de comunicación, ni se sea el especialista de
Baloncesto del Grupo Correo, o que todo el mundo diga que es quien más conoce
del tema a nivel nacional, o se
emprendan nuevas etapas llenas de ilusión y se funde – ymalaga.com – el primer
periódico digital de Málaga. No, no. De su mano supe que fue uno de los hombres
más dignos, más honestos y más enteros que he tenido el honor de conocer.
Se nos fue ha hecho hoy un
ramillete de años. Cuando un amigo se va lo hace físicamente; en el cariño y en
el recuerdo sigue tan presente como si no pasase el tiempo. Flores de almendro
blancas como tu alma. Las ha captado Marilina, ella, y yo te la regalamos. Un abrazo, entrañable Paco…
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