“El Elbro nace en Fontibre…”. Cantábamos
los niños en las tardes de Geografía en mapa de hule y puntero señalando el
curso de los ríos. Era el coro infantil. No cantabamos la tabla de aritmética
de don Antonio Machado en la lección de monotonía sino el machaqueo –
Machichaco, en Vizcaya – de cabos, bahías, ríos, picos y cordilleras.
Luego, el niño, cuando se hizo
grande, se llegó al lugar cantado y vio cómo brotaba el agua - Fuente del Ebro
- y supo del Pico ‘Tres Mares’ porque las aguas de allí, según se tercien,
se van al Cantábrico, al Atlántico o al Mediterráneo…
Y vio cómo en Reinosa a orillas
del río - que ya da nombre a toda la Península – lo remansan en pantanos. Luego,
rompe rocas y quebradas y se identifica con tierra de Castilla, que por allí
llaman Burgos y se pasa bajo puentes bellísimos en Pesquera de Ebro y Frías - ¿hay
pueblo más bonito en España? – y por el Valle de Valdivieso, y toca tierras de
Álava que es País Vasco, y Rioja de vino,
y cuna del castellano y eusquera en San Millán de la Cogolla.
Por Miranda – Miranda de Ebro,
que cada pueblo resalta su apellido para
evitar confusiones con otros posibles - es poderío y asombro. Por Miranda ya no pasa el
tren por el centro. Se lo han llevado por las afueras. Con el río no han podido,
sigue ahí, en su sitio, desde siempre. La Guardia, en la lejanía; Logroño, en
el corazón.
Es fertilidad de hortalizas
ubérrimas entre Calahorra – Calagurris,
cuna de Quintiliano y Prudencio –, y Lodosa – la de los pimientos del piquillo,
y Tudela de cogollos tiernos. La Virgen del Pilar deja que las cúpulas de las
torres de su basílica de Zaragoza se rompan en los espejos del río…
Bucle de meandros en Alborge, Sástago
y Escatrón; en Caspe, Historia de España; en Mesquinenza, adiós a Aragón. En
Tossal d’Almatret - ya trae consigo las
aguas del Segre – se topa con cerros calcáreos; en el pueblo, con tierras del
condado de Urgel.
Se adentra por tierras catalanas
- ¡ay, ese que dicen que es “un río catalán nacido en tierras extrañas”! y por Tortosa se va camino de Amposta y del
Delta y, en una tarde entoldada de nubes bajas, se entrega a las aguas del mar
de todos, el Mediterráneo, el Mare Nostrum…
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