Se acabó el carbón. No, no voy
a contarles nada del carbonero de la Puerta del Carne de Sevilla - que dicen que fue quien acuñó la expresión
- , ni del segundo año triunfal, ni que en Barcelona han liado la de San
Quintin en chiquito, ni que esto está
más liado que el nudo gordiano de Alejandro. Que no, que no. Que ustedes – yo también,
- estamos hartos.
Dicen que se acaba el otoño.
Bueno que se va, que se está yendo, que para alguien cuando lea estas líneas ya
se habrá ido. Hoy me he enterado de un montón de cosas. Verán. Primera luna
llena del invierno; último día del otoño de este año; último suspiro en el
acorte de los días. Desde mañana ya un pelín, solo un pelín, más largos, primero
por las tardes; luego, por las mañanas. Dicen que hoy es el solsticio de
invierno….
En Rovaniemi, en Finlandia,
donde dicen que se las anda todo el año Papa Noel , tiene preparado todo el
equipo para echarse por los caminos del cielo y cabalgando, cabalgando con sus
trineos va a llevar a modo de juguetes montones de alegrías a muchos niños.
Me han contado, también, que por
las arenas de los desiertos se las anda una caravana de camellos – por cierto,
todavía no me ha quedado claro, que si los camellos tienen dos jorobas ¿por qué
en los belenes ponen dromedarios que solo tienen una y nos dicen que son camellos?
– siguiendo una estrella en busca de un niño…
El telediario ha dicho que en
el Hospital de Torre Cárdenas, en Almería han dado el alta a un chaval de nueve años – uno más que mi nieto – que tuvieron
que rescatar en alta mar por mor de una posible muerte por hipotermia…
Ese niño no sabe de un tío
barbudo que viene de la nieve en un trineo
ni de los otros que traen -ellos
montados – a los pajes andando con cajas enormes de regalos asidas con cintas
de colores: rojos, verdes, celestes… Eso
niño, sin él saberlo, pide algo llamado: Justicia.
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