El daguerrotipo las presentaba
con unas ropas largas. Muy largas. Llegaban a los pies y se abrochaba hasta el
botón más cercano al cuello. Las magas, hasta las muñecas. Solo quedaban fuera
las manos. Las mujeres del comienzo del siglo XX en España cantaban en sus
caras la pena y la dureza de la vida.
La mediación del primer cuarto de
siglo, recién pasada la Guerra Mundial, mostró una mujer un poco más liberada.
La ropa, con algo más de buen gusto – tampoco, para tirar cohetes –. Por
algunas rendijas se había colado una moda. Venía de fuera: ‘la belle epoque’…
La postguerra española vistió a muchas mujeres de luto. La muerte
llegó a muchas casas. Demasiadas. Vino
de uno, o del otro lado; o de los dos.
De la enfermedad, (tifus, tuberculosis, cardiopatías,
raquitismo…), carestía, hambre... Mujeres
enterradas en vida. Padres, maridos, hermanos, hijos… Víctimas del incivismo de
todos.
Cuando el siglo XX superó la
mediación la mujer cambió el color de la ropa. La manga se acortó. Para ir a la
iglesia, aún – a los cultos, se entiende
– se ponía unos manguitos para ¡ser más decentes¡ y un velo de encaje que
cubría la cabeza. La mujer seguía dependiendo del padre, del marido, del cura… Oprimida
seguía en lucha en la búsqueda de su libertad.
De otros sitios llegaron
imágenes de mujeres que habían roto moldes. Tenían nombre y apellidos. Marilyn
Monroe, Brigitte Bardot, Edith Piaf,
François Hardy, Sylvie Bartan, Claudia Cardinale, Sofía Loren…
Había otra lista menos
conocida. También tenían nombre y apellidos: Clara Campoamor, Victoria Kent,
Federica Montseny, Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán… Una lista larga.
Probablemente tuvo que serlo más. No pudieron o no las dejaron.
El XXI avanza y avanza; la lucha
persiste. Se consigue algo. ¿Mucho?, ¿poco?
Todo es del color del cristal con que se mira. Hay quien no decae ante
la injusticia. Un botón de muestra. Ya ha superado los setenta días de denuncia
y protesta. Tiene la solidaridad y el apoyo de mucha gente. Imposible enumerarla.
Es mujer. No está sola. Se llama Manuela Vargas.
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