Para ti...
Foto de archivo
sábado, 31 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Isabel de Solís
De ella se dice que "era
bellísima y muy rubia, a los reyes moros les gustaban las mujeres rubias y de
piel blanca. El rey Muley Hacén se enamoró de ella, y se la compró a la sultana
Aixa, su anterior favorita y madre de Boabdil. Mejor si Zoraida se enamoró de
él, porque no tenía otra opción que acudir a su lecho cuando la llamara y
satisfacerle".
La vida en el harén no debía
ser fácil. Muchas mujeres rodeadas de eunucos y un solo hombre. Entre ellas guerra
a muerte por conseguir el favor del sultán.
Isabel de Solís era hija del
alcaide del castillo de la Higuera de Martos
y comendador de Martos, Sancho Jiménez de Solís. Vivió en la segunda
mitad del siglo XV.
Hecha cautiva en una de las
incursiones desde tierras nazaríes en las posesiones cristianas, fue llevada a
la Alhambra donde entró como esclava de la sultana Aixa quien posteriormente se
la vendió a su marido el sultán Muley Hacen.
Tomó el nombre de Zoraida o
Soraya (Lucero de la mañana) al convertirse al islam. El sultán contrajo
matrimonio con ella y eso pudo suponer el principio del fin del reinado nazarí.
Las disputas entra Aixa, madre de Boabdil y ella fueron constantes y al mismo
tiempo se incubaba la rebelión de los Abencerrajes.
Muley Hacen abdicó en su
hermano el Zagal que entonces residía en la Alcazaba de Malaga. Frente a ellos
tenían la mejor cabeza pensante del siglo XV, Fernando de Aragón, esposo de
otra Isabel, Isabel de Castilla.
No se tiene información de
sus datos biográficos. Se conoce que en 1482 partió, en compañía de su esposo,
hacia el exilio. Iban acompañados de sus dos hijos Nasr ben Ali y Saad ben Ali.
Según se cree al morir Muley Hacen ella lo enterró en un lugar
secreto de la Sierra Nevada sin que hasta la fecha se haya podido encontrar el
lugar. Tres años después ella volvió otra vez al cristianismo.
Sus hijos también se hiciero
cristianos y tomaron por nombres los de Juan de Granada, casado con Beatriz de
Sandoval, y Fernando de Granada que fue cuarto marido de Mencía de la Vega, sin
sucesión.
De ella solo quedan leyendas
difundidas a través de obras literarias o notas en el cancionero popular. Muy
poco para una mujer con tanto poder.
jueves, 29 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Urgente
ULTIMA NOTICIA. Jerusalén. (Urgente). “Confirmado. Tres de la
tarde. Ajusticiado en la cruz el Nazareno
alborotador del pueblo. Le tocó
las narices a la gente de iglesia (de aquel sitio), a Poncio Pilato que
representaba a Roma, y a algunos más”. Anocheció de repente; rasgado el velo
del templo. Interviene una cohorte de la Legión de Judea.
Se lo ha buscado. Estaba solo…
Bueno, solo del todo no, su madre, una mujer excepcional, otra María, a la que llaman
María de Magdala, un chaval joven…
Repiquetea el teletipo. Noticia
de las grandes. No queda casi nadie en la redacción. El redactor de cierre, un
par de becarios, el guardia de seguridad… poco más. Hay que cambiar la portada.
Tenemos que trabajar, dice el Jefe, a
toda máquina. La rotativa casi se va a echar a andar…
Se abre la puerta grande. Se
queda estrecha. Viene Ella en el trono bajo palio. No cabe. Los hermanos lo sacan a ras de
suelo. La miro; me mira. Mira a todos y
a cada una de las personas que están en la plaza. Lo hace cómo solo Ella sabe
hacerlo.
¿Te acuerdas? Noche fría en Belén. Van de puerta en puerta.
El cielo cuajado de estrellas. Unos
pastores en la lejanía, una candela para entrar en calor, un poco más allá,
echadas las ovejas; dormitaban los perros…
Lo sé. Se lo tenía encargado.
“Jesús, que no te asomes al pozo”. El pozo estaba en el arroyo, en el borde.
Junto al brocal crecían las adelfas. Se llenaban de flores en mayo y se
mantenían vivas todo el verano… Cuando venía alguna persona por agua, Jesús se
acercaba, mientras el hombre tiraba del cubo con la carrucha y luego vertía el
agua sobre los cántaros, y los cargaba en la burra…
Jesús, de niño, merendaba pan con un hoyito lleno de aceite y
Ella sentía un escalofrío por dentro porque el aceite iba unido al olivo y el
olivo a Getsemaní y a traición y a entrega por unas monedas y…
Alguien ha tocado la campana.
Los hombres se han puesto sobre sus hombros el trono… Ya sabes, Madre, en la
Redacción están en cuadro. Hay que cambiar la portada. Ha entrado urgente.
“Ajusticiado en la Cruz…” Nos miramos. (No se lo digan a nadie. Me parece que
esta noche le brillaban los ojos de otra manera…).
miércoles, 28 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Jueves Santo
Jueves Santo. “Donde hay caridad y amor…”
Como cada año, en día diferente. Lo dicen la luna de
Nisán, aquella de la noche de Getsemaní; la de la negación y la entrega. Lo
manda el calendario.
Ahora mismo hace sol. No sé si mañana se va a cumplir
el refrán: “Hay tres días que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus
Christi y el día de la Ascensión. El cielo azul; alguna nube despistadilla. Va
para alguna parte.
Detrás de la ventana, ahí mismo, entre los naranjos de
la huerta cantan los pájaros. Ellos como las flores, como el gato – Tito Livio
– que se pasea por el caballete, van a lo suyo.
Dice el hombre del tiempo que viene agua. A la gente
del campo siempre nos viene bien el agua. Quizá un pelín de retraso por
tratarse del día y porque la gente está tirada a la calle y hay procesiones y…
Un poquillo de retraso no sería malo para esa lluvia
anunciada. Como cuando el AVE llega a Córdoba y estamos a tres cuartos de hora
de la estación término y albergamos las esperanza, “hoy nos devuelven el
importe del billete” y, luego, va y recupera, y recupera, y por Santa Ana pasa
a trescientos y algo y entra en Málaga y lo clava, pues eso…
El crepúsculo del Jueves Santo también es especial. La
luz tiene su hora. Es rosa, violeta y azul. A la luz le llega el momento de retirarse y, entonces,
el Nazareno de las Torres baja entre un mar de cabezas. Apunta el primer
lucero. Abajo el gentío; arriba, el silencio…
Con noche cerrada asomará por la calle Ancha Cristo
Crucificado. Cristo dormido con cara de Dios infinitamente bueno. Y luego,
desde la Encarnación San Juan y María del Amor… La humildad es el patrimonio de
los grandes ante Dios.
Y, casi sin caber, cabe, y aparecerá Ella por la
puerta grande que se queda pequeña… Ella, Virgen de los Dolores con rictus de
dolor que le da nombre. ¡Madre mía! Jueves Santo.
martes, 27 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bulla
Están las calles a tope. La
gente, con el primer sol de la primavera, se ha salido de sus casas. Entre
obras y procesiones uno no sabe por dónde echarse, por donde acortar el camino,
cómo encontrar el lugar idóneo, o cómo ir al punto deseado por el sitio que se
estima más corto. Un imposible.
A ese lleno lo llaman bulla. No
hay ciudad grande, pequeña, mediana o mínima que no esté llena. Es una manera
de exteriorizar lo que se lleva dentro. La Semana Santa viene una vez al año
pero es la gran fiesta de la exteriorización. Todo sale fuera.
Hay ciudades con un patrimonio
artístico y cultural que deslumbran. Otras no tienen tanto pero están en el
camino. Lo intentan. Buscan potenciar ese algo que nos hace diferentes hasta el
punto de hacer realidad aquella anécdota de un año lluvioso con procesiones en
días diferentes a los propios de sus salidas. Alguien cantó: “Virgen de la Soledad
/ no llores ni tengas pena / que me he dejado a tu Hijo / cenando en la Puerta
Nueva”.
No, no es irreverencia. A la
Virgen le ponemos varios rosarios en las manos, le clavamos un puñal en el
pecho y la vestimos con un manto tan grande, tan grande, que hasta tienen que
ponerle unas horquillas para darle mayor proyección y evitar su caída…
A las Vírgenes también les
hemos dado los nombres de los sentimientos más profundos que atenazan a los hombres. Es la Virgen del Amor,
Amargura, Soledad, Esperanza, Piedad, Amparo, Angustias, Penas… Es la Virgen,
sencillamente, la Virgen. Ella que sale de la penumbra de los templos y llena,
con su presencia la calle que ya estaba llena y esperaba su llegada.
Dice el Maestro Alcántara que
el Cristo de la Buena Muerte es a quien queremos cerca para cuando llegue ese
momento. En Álora para complementarlo todo a una dolorosa con cara de infinita
pena tuvieron a bien darle el nombre de Virgen de las Ánimas. ¿Cabe más
conjunción de sentimientos?
lunes, 26 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otra procesión.
Ellos tienen, también, su
Semana Santa. No han tenido que acercarse a la tienda de tejidos especializada
en ropa de nazarenos. Visten de negro durante todo el año. Tampoco han debido
ir a ese lugar donde venden los
capirotes a medida, ni al lugar ese con el
olor especial que tiene el almacén donde guardan los enseres y se recogen las
velas.
Esta mañana han cantado sus
saetas particulares. Desde muy temprano, vamos, antes de despuntar el día ellos
se han comunicado con los silbos propios que hoy tocaba procesión. Todo el
campo, al apuntar el día, era un continuo ir y venir de mensajes.
Luego, a medida que avanzaba la
luz, los he visto por las tapias de la alberca, entre el ramaje de los granados
que van encendidos y dentro de muy poco, en cuanto cuaje esas procesión de
hojas nuevas que suben por sus ramas, ofrecerán las primeras granadillas
coronadas de pétalos rojos.
Hay una pareja más confiada que
las demás y me han mirado con los ojos con que miran los pájaros que son como
de la familia. Esos pájaros, aunque no lo parezca, también suelen poner sus
distancias, marcan sus terrenos y saben hasta donde pueden llegar sin traspasar
el límite que marca la prudencia.
Después de estos días de lluvia
el campo estrenaba ropa nueva. El campo estaba precioso. Todo era una sinfonía
de color. En el borde del camino abren las margaritas: blancas, amarillas. Los jaramagos
arquean sus troncos débiles rematados en pompones amarillos. Un sinfín de florecilla violetas, moradas,
lilas… se unían al cortejo.
Esta mañana de silbos amorosos
tenían tintes versos, entresacados, del
‘poverello de Asís’ y todo el campo entonaba: “Loado seas, mi Señor, por
nuestra hermana la madre tierra, / que nos sustenta y gobierna, / y produce
diversos frutos con coloridas flores y hierba.”
Luego, los mirlos han decidido
que ellos esta tarde van a tener su
propia procesión. Se van a quedar de rama en rama para ver cómo cuajan las
flores en los ciruelos y apuntan las primeras higueras con frutos y flores
nuevas. Se han desentendido de esas tensiones que dice el telediario que se viven
en otros lugares con porras y rostros que chorrean sangre y esas cosas.
domingo, 25 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Semana Mayor
Comienza hoy. Toda - casi toda
- España se echa a la calle. Hay muchas maneras de celebrarla, de vivirla. De quienes se escapan al campo, a
las montañas, a la orilla de la mar… De quienes revientan tambores a quienes se secan lágrimas con ese
rezo que se llama saeta. De quien va descalzo y con cadenas a quien la ve pasar
desde la acera…
Mi amigo José María Martín
Urbano dice que es maravillosamente igual y distinta en todas partes. Castilla, sobria; exuberancia, colorido,
pasión y jolgorio en el Sur; desde el misticismo de un pueblo
perdido en el mapa a la gran ciudad con calles abarrotadas y brisas del
Mediterráneo.
Hay, también, vivencias únicas. Hay que ver a San Benito por
la Cuesta del Bacalao y a la Macarena por el Arco, al Cachorro que viene de
Triana y a la Esperanza de San Gil. Hay que escuchar ‘Campanilleros’ detrás de Montesión y los pasos de los costaleros
cuando encierran a Jesús de Pasión en El Salvador.
Hay que ver al Hombre de la túnica
blanca que cruza por el puente de la Aurora, y a Jesús ‘el Rico’ por delante de la
Alcazaba. Hay que ver a Mena en Santo
Domingo donde dice el Maestro Alcántara
que Cristo dio tres voces y lo escuchó la Legión que sí estaba allí y luego lo
pregonan por la Alameda, a pecho descubierto y voz en alto, y dicen que “nadie
en el Tercio sabía quién era aquel legionario…”
Es el Cristo que todos queremos
a nuestra vera para esa hora que llegara, como queremos a su Madre para que
acoja el Ánima que deja el cuerpo y…
Hay que ver a Jesús Orando en
el Huerto - por cierto, ¡ qué peazo de óleo’ que será estandarte, le
ha pintado este año mi amigo Paco Valverde! – que no viene de Getsemaní, sino
que baja del ¡ Calvario!, del nuestro, claro. Y hay que arrugar el alma que no
cabe en el cuerpo la mañana de la Despedía… que es reencuentro, y ver ese
Crucificado que asoma por la calle Ancha y casi toca con las yemas divinas de
sus dedos la cal de sus paredes…
Hay que llorar con Ella. Es la
madrugada del Viernes Santo, María lleva su dolor; el pueblo, el acumulado durante el año. La llaman
Soledad… Es Semana Mayor.
sábado, 24 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: María del Pilar Acedo y Sarria
María del Pilar de ACEDO Y
SARRIA nació en Tolosa 1784. Hija de
José María Acedo y Atodo, conde de Echaluz y Luisa de Sarria y Villafañe.
Heredó un rico patrimonio de
títulos y alcurnia de su padre incrementado al casarse con Ortuño de Aguirre y
del Corral, IV marqués de Montehermoso. Solo tenía 16 años; el esposo 33. El
patrimonio, enorme. En 1801 nace
MaríaNieves Amalia, única hija del matrimonio.
En 1808 llegó a Vitoria por vez primera José
Bonaparte donde fijó su corte. Les
compra el palacio por 300.000 francos. Los marqueses, se trasladan a otra casa
en la misma calle de Santa María. José Bonaparte, corresponde a sus anfitriones, a quienes había pagado el
palacio por más del triple de su valor (Napoleón comentó que el palacio no
valía esa cifra ni con la marquesa dentro), hizo a Ortuño su gentilhombre de Cámara
y Grande de España.
Mujer extraordinaria por su
exquisito nivel cultural: hablaba correctamente francés e italiano, versificaba
en ambos idiomas, tocaba la guitarra y pintaba miniaturas.
José Bonaparte sucumbió ante la belleza. La
convirtió en su segunda amante, ante la complacencia del marqués.
En 1811, en mayo, Bonaparte pasa de nuevo por Vitoria camino de
París. Le acompañaba el marqués que murió en Paris en junio. La marquesa había quedado en Vitoria y con quien se
reencuentra en el mes de julio.
En 1813 la marquesa abandona
Madrid junto con todos aquellos que estaban comprometidos en el servicio de
José Bonaparte; Wellington, amenazaba.
María del Pilar de Acedo se
desligó totalmente de su familia, incluso de su hija, que quedó al cuidado de
su abuela paterna, residiendo de forma habitual en Francia. Su hija María
Amalia de Aguirre y Acedo no quiso saber nada de los títulos que heredó de su
madre.
La marquesa siguió los pasos de su amante. Al
caer Bonaparte su situación económica es
achuchada.Con la vuelta a España de Fernando VII, se anula la venta del Palacio
de Vitori; tuvo que pagar 100.000 francos de indemnización. En Barèges vivió
con un nuevo amante Aimédée Carabène, con quien posteriormente se casó.
María del Pilar murió el 27 de
febrero de 1869
Fuente:
Manzanos Arreal, Paloma y Vives Casas Francisca (2001) “Las mujeres en
Vitora-Gazteiz a lo largo de los siglos: recorridos y biografías”
viernes, 23 de marzo de 2018
Una hojas suelta del cuaderno de bitácora. El patio
Las niñas jugaban a la rueda.
Las niñas coquetillas, con trencitas y moñitos sujetando el pelo cantaban en la
rueda: “el patio de mi casa / es particular / y cuando llueve se moja / como
los demás”. Eran tiempos en que aún la gente menuda no había perdido la calle
y, además, tenían la inocencia en su
cara.
Hay otro patio. Más que patio
parece gallinero. Ya saben en el gallinero hay un gallo – la aserción popular
lo dice claro y afirma que no puede haber más de uno – y un montón de gallinas.
Cuantas más gallinas, mejor. Hay gallinas de muchas y coloridas plumas. El
gallo tiene la cresta erguida; las gallinas, doblada a un lado.
En el gallinero había unas
pequeñas oquedades que se llamaban ponederos, y donde después de dejar el
producto, las gallinas enarbolaban un cacaero estentóreo y altivo para
conocimientos de todos por si se creía oportuno ir a su recogida o darles el
reconocimiento.
Hay un gallinero -otro - donde hay un montón de gallinas. Dan
muy poco producto. Bien alimentadas; el pienso, del mejor. No les falta gloria
bendita. Solo hay que ver algún telediario o abrir un periódico para tener las
noticias. Ahora parece que el cacareo lo van a hacer en otros gallineros.
La culpa del patio mojado la
tiene la lluvia. En algunos lugares a eso se le puede llamar peso de la Ley y
claro cuando el patio se moja… La Ley, “dura lex, sed lex” es muy lenta, demasiado lenta. Ha comenzado a
actuar y ha vestido con otras plumas a algunas gallinas del gallinero donde se encontraban muy cómoda y que,
incluso, han forrado los ponederos con tela similar al terciopelo rojo… Para
que todo esté más bonito.
Mi admirado Josep Pla, en 1934
criticó la situación que vivía entonces la Cataluña. Pulseaba al gobierno
democrático de la República. Ochenta y
pico años después – ahora no ha sido Esquerra – sino Convergencia quien ha ligado su suerte. “… a la política de los
hombres más destructivos, más impopulares, más odiados”. La cita textual de Pla.
El Juez no sabe de esos bichillos cacareantes. Ha
aplicado la Ley. Algunas gallinas han volado sobre la tapia. Se han ido al patio
del vecino. No quieren saber que cuando llueve se moja como los demás.
jueves, 22 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Huéspedes
Han llegado temprano. Casi con
las primeras luces. Casi seguro que han viajado durante toda la noche y traen
cansancio acumulado, la fatiga de quien ha andado muchos caminos, ha sorteado
peligros y ha salvado un puñado de obstáculos.
Llegaron como siempre sin hacer ruido y sin avisar. Apenas,
una sombra al otro lado de los cristales de la ventana con un paso fugaz y
rapidísimo. Algo así como ‘vistos y no vistos’. Pero eran ellos. Al momento,
otra vez, ahora ya con la mirada más fija supe que eran ellos. Vamos que son ellos.
La abubilla la que anida cada
año, en el muro del caserón viejo que
está al otro lado de la cañada, esa ya lleva aquí un tiempo. La vi hace unos
días entre claros de sol y lluvia, después de un chaparrón, picoteando por el camino. Abrió las alas, hizo
un vuelo corto y se fue a picotear un poco más allá, como quien pone algo de
tierra por medio.
Dicen que ellos vienen de muy
lejos. De esos lugares donde las noches no tienen contaminación lumínica y solo
tienen la luz de las estrellas y las
arenas están caldeadas y muy calientes porque el sol del día es duro y les pega
fuerte.
Cuando han llegado han hecho el
reconocimiento oportuno. Primero se han acercado al cobertizo han visto cómo
estaban las vigas que dejaron el año pasado, luego, han reconocido los bajos
del alero del tejano y lo han encontrado un poco mojado porque aún se conserva
algo de humedad bajo las tejas.
Después han hecho un
reconocimiento cercano. Han visto que el arroyo lleva un poco de agua, no mucha,
pero alguna. Han mirado cómo revientan las yemas de los álamos blancos y están
casi rompiendo los pámpanos de la parra. Están ahítos de flores los duraznos y
los membrillos del borde de la alberca son un posadero de mariposas blancas a
modo de flores.
El río baja serio y majestuoso.
Las junqueras de la orilla todavía están dobladas porque la última crecida las
dobló y ellas como siempre cedieron por unas horas de ser enhiestas y doblaron,
adaptándose, los pimpollos.
Son ellos. Han llegado esta
mañana, casi con las primeras luces del alba. Los vencejos han venido para
quedarse un tiempo. Vamos a echar el verano…
miércoles, 21 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El tren
¿Adónde – como el camino de don
Antonio – va el tren? ¿Va o viene? Quieto y en marcha; parece parado y no lo
está. ¿Cuántas ilusiones lleva dentro? Seguro que también carga con un puñado
de sufrimientos.
Otro tren es noticia esta
mañana por algo tremendo. Un hombre ha puesto fin a su vida después de haber
matado a sus hijos tirándose a la vía ¿Cabe mayor disparate? ¿Qué puede pasar
por una mente para cometer eso que cuentan las noticias?
Ese otro tren pasaba anoche por
Getafe. En la cercanías de Madrid. En
Getafe, en su término municipal, una enorme figura del Corazón de Jesús
marca el centro geográfico de España. Otea los vientos desde las alturas. Saluda a
los que llegan, despide a los que se van…
Getafe hoy está en todas las
portadas – la noticia durará un par de
días, hasta que venga otra peor que la supere, que la habrá – porque un tren ha
quitado la vida de un hombre que decidió entregarla como moneda de cambio a la
locura que acababa de cometer.
Marilina ha colgado una foto
preciosa. El campo en primavera. Todo verde. Un puñado de casas agrupadas, a la izquierda. Es la barriada de Bellavista.
Acertaron en el nombre. Desde la otra margen del río ve cómo cada día el sol se
va por detrás del monte Redondo, y los trenes que suben y bajan.
Ese tren viene de Sevilla. Esa
ciudad a orilla de otro río y que se salpica de flores de jacarandás ahora que
la primavera empuja. El viento viene frío y racheado; no quiere perderse el
espectáculo. Ni aquí ni en Sevilla. Sopla con fuerza. Hace que vuelen las
persianas de las ventanas y peligren las macetas balconeras.
El tren, el que ha recogido
Marilina desde el otro lado de la valla,
llega a la estación de Álora; el otro, el que circuló anoche por la vías de
Getafe seguro que llevaría a otro destino en el mapa. No sabemos adónde. Lo que
sí sabemos es que ha ido al peor de todos, al del dolor, el desagarro y la
muerte. ¿Dios mío qué está pasando?
martes, 20 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Uniforme verde
Se llamaba Diego y vestía de
verde. Llevaba un uniforme que impone respeto; a veces, distancia, desde la
proximidad, humanidad y servicio y generosidad y todo lo que ustedes quieren
agregar… y se van a quedar cortos.
Era ya con la noche entrada.
Llovía sobre el pueblo y llega el aviso. Un accidente. El arroyo crecido, más
agua de la que suele llevar cualquier día normal y va turbio porque es el
arrastre del barro de la campiña.
Sale con otro compañero. Bueno
en la escala en que se mueven las personas que sirven a la sociedad desde un
estamento militar es otra persona con graduación diferente.
Se van – él según cuentan ya no
estaba de servicio – pero se monta en el vehículo. Van hacia el sitio desde
donde ha llegado el aviso de un accidente. No lo dudan. Se ponen manos a la
obra. Un resbalón inoportuno, el terreno mojado, un traspié… ¡Vaya usted a ver
qué pudo ser sin luz, solo la luz de una linterna, al parecer, y lloviendo!
El agua turbia y desbocada, el
agua embravecida y maloliente porque las aguas crecidas huelen a fango y a
muerte y desapareció No había rastro. No se sabía nada, compás de angustia.
Sus compañeros lo han buscado
por la orillas del arroyo y, luego por río. Entre la maleza y el barro. Han
apartado cañas, troncos y brozas, maleza
de la que crece espontánea y de la que se acumula por la suciedad de los
cauces.
Se llamaba Diego y vestía de
verde. Otra vida más; otro hombre más. Todos
coinciden en que era servicial y buena persona. Aún no ha dicho nadie – yo no
lo he escuchado – que diga que es un héroe que ha dado su vida cuando iba a
rescatar a otras personas.
Ahora lo que procede, cuando
las aguas vuelvan a su cauce, es que el Ayuntamiento de Guillena – un pueblo de
la provincia de Sevilla – rotule las dos esquinas, la que entra y la de salida
de una calle con su nombre. Los hombres de mañana preguntarán quién era Diego y alguien les contará la historia….
lunes, 19 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Aires
Alguien dijo que la primavera –
ya llama a la puerta – solo es placentera en la mente de los poetas. Desde hace
unos días, además de la lluvia, arrecia el aire. El hombre del tiempo pone las
flechas como que vienen de poniente. Luego, a la hora de la verdad, es un aire
revuelto que forma remolinos y la lía.
Árboles caídos, ramas que
vuelan, olas que superan una altura a la que las playas donde tienen el
rebalaje no están acostumbras y vienen ellas muy listas y se llevan la arena y
destrozan los merenderos y hunden embarcaciones y todas esas cosas que pasan.
Dice el Maestro Barbeito que,
de vez en cuando, el río que no se mete con nadie se presenta con los
escrituras debajo del brazo y enseña los papeles. La mar ha hecho algo parecido
en las costas de Huelva, Cádiz y, esta mañana, en Almería. No sé si solo ha
enseñado los papeles de las escrituras. Parece por lo que cuenta la televisión
que, también, ha enseñado los dientes.
Hay otro aire. Pega más de la
cuenta. Ese aire se ha metido por las rendijas. Es un aire que siendo más viejo
que el palmar de la Fiscala se presenta como nuevo. Es sutil como una puñalada
por la espalda. No hay más que ver el telediario. ¡Dios mío qué cosa cuenta, y
cómo se comportan algunos (permítanme que también diga algunas) que deberían
dar ejemplo de otra cosa.
El refranero habla de marzo
lluvioso, y éste lo ha sido cuando ya nadie daba un duro por él y ha venido y
ha arreglado algo de eso endémico que en España es la envidia, no, no que me
equivocado, eso no tiene arreglo, quería decir la sequía En algunos sitios los
pantanos desaguan; en otros hablan de cifras de embalses impensables… ¡Qué
cosas!
El aire, este aire que les ha
dado horas extras a los que arreglan persianas y venden macetas para balcones y
marquesinas para las paradas de autobuses y lleva de su mano las nubes sobre el
castillo… cuando se torna manso y amable, entonces, entonces peina los trigos
en las lomas y le pasan la mano a los habares y abre las flores de los ciruelos
y los perales y deja que liben en las pasifloras la abejas… ¡Con ese me quedo!
domingo, 18 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Saetas
Lo bordó. Preciso, actual y
fuera de tópicos. Dicción medida y clara. Cumplió las tres reglas de oro que marca
el Maestro Alcántara, para un pregón: no
dijo todo lo que sabe, contó lo que queríamos escuchar y dejó con ganas. El
pregonero, Salvador Pendón Muñoz; motivo
la XVII Exaltación de la Saeta; lugar: parroquia de San Juan de Letrán, Arriate.
Arrancó, a pecho descubierto,
con la realidad en la que se movió Jesús, el Hijo de María: “Le llega el eco
rabioso / al gobernador romano / de que en su imperio glorioso / el pueblo va
de la mano / de un rebelde peligroso”.
Dividió su Exaltación en cuatro
actos. Cuatro historias insertadas en la realidad social. Diego, Francisco, Juan y Josefa, los protagonistas. Vivencias con la injusticia,
la lucha por encontrar el sitio, la crisis que aniquila al hombre, y la
canallada del maltrato y muerte de una mujer.
Tras cada historia, el cantaor - ¡qué sensibilidad! – Juan Francisco Ríos
Cabrillana, interpretó una saeta inédita del pregonero. Venía a hilo con lo
narrado.
Didáctico y profundo. La Saeta,
el apunte más oportuno: “Cruz le da el pueblo inclemente / la tarde de Viernes
Santo / y al verlo inclinar la frente / se escucha un grito de espanto / ante
el semblante imponente”.
Sin retahíla de nombres. Citó a
los saeteros precisos. Los grandes de todos los tiempos; pinceladas. Su pregón,
un anhelo de justicia, paz y solidaridad.
Poético,
rematado sin caer en el oportunismo. Protagonismo de tres mujeres: la novia saetera en la
penumbra del ventanal del asilo: “De la
estrella más brillante / me dieron los resplandores / y aquí me tienes delante
/ por si puedo a tus dolores / darle alivio con mi cante”.
La
figura de María Magdalena con Jesús, de principio
y cuando todos lo abandonan. “Jesús dijo
al gentío / mirando a la Magdalena: / el que a nadie haya ofendío / que diga
por qué no es buena / y el delito cometío”.
Remata
con la herida abierta. Maltrato y violencia: “¿Qué dolor viene sintiendo /
descalza y tapá la cara? / Por dentro se va rompiendo, / no puede más y se para
/ ¡qué pena estará sufriendo!”
Marcará época lo exaltado por
Salvador Pendón. Noche de mucha lluvia y mucho arte – la banda del Maestro Paco
Tenorio, también, puso lo suyo - en Arriate.
sábado, 17 de marzo de 2018
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Victoria de Anda y Esquivel
Nació en Vitoria a finales del
siglo XV y murió en Madrid en 1541. Era hija de Martín Peréz de Anda y Osana
Díaz de Esquivel. Por herencia paterna era poseedora de la casa fuerte de los
anda en la subida a la iglesia de Santa María (torre de los Anda).
Se casó con Fernán López de
Escoriaza, humanista y médico solicitado desde Inglaterra a donde acudió como médico de
Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y casada con Enrique VIII.
Posteriormente regresó a España, a la corte de Carlos I
Durante su estancia en
Inglaterra le nace un hijo, a quien ponen por nombre Enrique en honor de su
padrino el propio rey. Posteriomente da a luz Fortún, María, Hernán y Juan. En
1524, Victoria de Anda se encontraba ya en Vitoria, donde acogió en su propia
casa a dos embajadores de Enrique VIII que habían venido a tratar algunos
asuntos con el emperador Carlos V que se encontraba también en Vitoria.
A finales del año 1539 el matrimonio Escoriaza
Esquivel, a través de su hijo el comendador Escoriaza, solicitó al Ayuntamiento
de Vitoria un solar donde edificar su casa, en la parte alta de la ciudad,
sobre el muro viejo.
La petición le fue concedida y
pronto se iniciaron las obras del palacio que hoy conocemos como de
Escoriaza-Esquibel. No lo vio terminado ya que murió en Madrid en 1541, con
pocos meses de diferencia con su marido.
En su testamento dejó encargado
que la enterrasen en la capilla que tenían acordado hacer en la iglesia de
Santa María y que su cuerpo, conjuntamente, con el su marido fuese depositado
mientras tanto en el monasterio dominico de Nuestra Señora de Atocha de Madrid.
Permanecieron allí durante dos años, al cabo de los cuales fueron
trasladados a la capilla de San Roque de
la iglesia colegial de Santa María de Vitoria. El traslado tuvo lugar en 1548,
una vez terminada la capilla de San Roque, y así el 3 de junio llegaban desde
Madrid los restos del matrimonio, al mismo tiempo que los de la primera mujer
del Comendador.
(Fuente: Manzanos Arreal, Paloma y Vives Casas Francisca (2001) “Las mujeres en Vitora-Gazteiz a lo largo de los siglos: recorridos y biografías”
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