lunes, 10 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bullicio

España se ha echado a la calle. Lo cuentan los telediarios, los periódicos, la radio. No se cabe en ningún sitio. La bulla lo copa todo. Terrazas de bares, hoteles, parques, playas,  aceras repletas de gente que va y viene. Gente con cara de ser de otros sitios que se han acercado para pasar estos días.

El campo está ahíto de flores; el campo tiene la bendición de Dios que parece que les ha dejado encargado que ya que Él no sabe dónde acudir, que se porten bien y está…¡cómo está el campo!
Los pueblos quieren hacerle la competencia. Se han llenado de colgaduras.  Según qué devoción tienen vía libre en el corazón los colores que llenan las calles de un arco iris y aparecen celestes pollinicos, morados jesuitas, negros dolorosos.

No quieren ser menos los balcones. Hay quien lo ha llenado de flores. Hay balcones que son lecciones de belleza. Algo sublime. Aportan sensibilidad, hondura de bien hacer. Buen gusto; regocijo de los que viven dentro; alegría para los que los vemos desde fuera.

Dicen que esta noche de Lunes Santo, en Málaga, no cabe un alfiler. Puede ser una exageración; es cierto. El Hombre-Dios de túnica blanca, de piel de ángel - ¡cómo será la piel de los ángeles que sirven para vestir a Dios!- cruzarán al filo de la media noche el puente de la Aurora; luego, ya saben los que viene luego…

Dice mi amigo José María Martín Urbano que la Semana Santa es diferente cada año pero maravillosamente igual. Así en todos sitios. No hay ciudad grande ni pequeña, rincón escondido o a la vista que no tenga su Cristo o su Virgen…

Veo imágenes de otros lugares. El diccionario, siendo tan generoso, se queda corto. No hay palabras. Los sentimientos brotan desde lo más adentro y en cualquier esquina puede que surja ese ahogo que se escapa de la garganta… A eso, en algunos sitios, se le llama Fe.


España se ha echado a la calle. Hay olor a incienso, a cera que arde, a candelería apagada por mor de esa brisa que viene de alguna parte, y también, quiere su protagonismo, si no, ¿cómo íbamos a hablar de ella? Cristos y Vírgenes, nazarenos y turiferarios, el hombre que vende los globos,  cruz guía y su incuestionable banda de música…

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