jueves, 13 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viernes Santo

“La Virgen de Gracia era mi vecina de enfrente cuando yo era niño”. Lo dijo el Maestro Alcántara. Ya ves, Maestro, la Virgen igual decidió regar todos tus escritos con la gracia de sus manos;  tu sabiduría de andar por la vida puso el resto.  Muchos bebemos en tu fuente inagotable.

La Virgen de Gracia, la que está en la calle del Agua, en la pequeña capilla, a mano derecha, conforme se sube hacia la Victoria haciendo esquina… Se procesiona la noche del Martes Santo junto a Jesús del Rescate. Dicen los que saben que el Martes Santo es el día ‘victoriano”.

Pero hoy es Viernes Santo. Cuando éramos niños mi madre, a las tres de la tarde, nos congregaba junto a ella. Nos arrodillábamos delante del Crucifico y mi madre entonaba el Credo. Rezábamos tres Credos… Estaba ya el Señor muerto y no se podía hacer ningún ruido.

Hoy no he tenido valor para ir a casa de mi madre, o sea, a mi casa. Desde que ella falta se me hace cuesta arriba, muy cuesta arriba. Dios dispuso que un Martes Santo de hace un puñado de años a ella te tocaría rezar, desde ese día,  los tres credos en otro sitio y desde entonces… pues eso.

Hay un bullicio de gente en la calle. Esta mañana de primavera con el campo reventando de flores, en Álora, mi pueblo desde no sabemos cuándo ni porqué se celebra la Despedía. Los portadores de tronos de Jesús y Dolores se arrodillan tres veces, a la señal convenida de un maestro de ceremonias.

Tres caídas, tres Credos. Soledades de los recuerdos que deambulan por dentro. Viernes Santo. Está el Señor muerto y no puede hacerse ningún ruido y los niños, obedientes, rezaban junto a su madre, delante del Crucifijo. 

Pasa el tiempo. Falta uno de los niños y la madre que rezaba el Credo con ellos. Al otro, se le viene un puñado de lágrimas, y un nudo a la garganta. Viernes Santo. Demasiados recuerdos.

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4 comentarios:

  1. Nuestras madres siempre están presentes en nuestro pensamiento aunque, días como hoy , nos aumentan la nostalgia y nos hacen recordar que nos enseñaron a rezar, a creer, a sentir, a tener esperanzas en lo que ha de venir.
    Y elegir, entre todos los senderos...

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    1. Así es, Andrés. Van a vivir, aunque no estén, siempre con nosotros.

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