Rinconete y
Cortadillos vivieron en la Sevilla del Siglo de Oro. Se bajaron de tierras de
Castilla y vinieron a dar, en convivencia, con los más florido y exquisito del
hampa que deambulaba por el Arenal y por los aledaños del río.
Allí se
encontraron con los golfos que andaban por las alojerías y que llevaban a los
incautos a beber; con donilleros pendencieros en el juego de los garitos; viejas cobejeras, alcahuetas de rosario colgados
en la cintura, alfileres y randas.
Rinconete y
Cortadillo dieron en caer en el patio de Monipodio. Era la universidad de los
bajos fondos. Aprenden el más práctico de los consejos. Robad, todo lo que
podáis y repartid. Repartid mucho porque luego es imposible recogerlo y todos
callarán por la cuenta que les tiene.
Los pobres
en aquella Sevilla de finales del XVI y el XVII vivían mal. Como viven mal los
pobres en todos los siglos y en todos los lugares. Los ricos ¡ay los ricos!
tenían su asistencia de criados, buenos mansiones y comida en abundancia.
Han saltado
hoy - ¿y van?- nuevos escándalos de corrupción. Se ve que los ricos siempre
quieren más. Era tan pobre, dice el refrán, que solo tenía dinero; pues bien, a
estos todo les parecía poco. Querían más y más y más…
La
diferencia con el consejo de Monipodio es que aquellos a lo mejor robaban y
repartían, que está por ver lo del reparto, claro. Parece que estos se lo
repartían consigo mismo. Ya se sabe donde arranca el camino de la caridad bien entendida.
Unos se
flotan las manos por ver a los enemigos en el furgón de la Guardia Civil. A lo
mejor cualquier día se vuelve el aire, y entonces los inquilinos del furgón son
los que sonríen de oreja a oreja. Dicen que el mundo da muchas vueltas; una
cada día, y trescientas sesenta y tantas – depende de los bisiestos – al año.
Yates y
pisos de lujo; empresas de tres al cuarto compradas por millonadas de euros;
vida de opulencia y oropel; dinero y más dinero fuera; mucho veraneo en playas de lujo y niñas guapas
– con lo monas que están las niñas guapas - alrededor.
Y yo que
pensaba que eso de Rinconete y Cortadillo fue algo que nos contó Cervantes…
Demás sabes que la picaresca es de siempre. Y hoy unos representantes de un partido de izquierda declaran que los de "arriba" (no son capaces de llamarles por su nombre) se están llevando los beneficios de la recuperación. Como si eso fuera nuevo. Un abrazo.
ResponderEliminar