Lo dice el
maestro Alcántara. Para alejarse del pesimismo solo hay dos caminos: no estar
bien informado o no hacer caso de las
informaciones. No soy quien para contradecir al maestro pero me pregunto y ¿si
pasamos de las dos premisas?
El hombre
del telediario ha metido el frío en la salita de mi casa. El hombre tenía un
mapa delante y era desolador. Según se veían los números en algunas ciudades
eso más que frío rondaba en la mala leche. ¡Vaya tela de calor que habrán
pasado en Vega del Codorno¡ Yo pasé por allí una vez. Iba camino del nacimiento
del río Cuervo pero era verano.
Hablan,
también de frío en otros sitios que
están más lejanos. Media Europa helada. Cuentan de un montón de muertos en
Polonia y de otros en Italia. Ya ven nos hacemos a los muertos como los
gorriones de los trigales a las voces: ¡ni caso!
Por aquí
tenemos más suerte. Junto al Llanillo, en el camino que va hasta la Fuente de
la Higuera, ya estaba el primer almendro en flor en su mercancía a pie de
camino. La ofrecía a cambio de nada. Estaba tan bonito como son bonitos los
ojos de una niña que yo conozco.
El estaba
allí. La gente pasaba; no sé si muchos repararon en su presencia. Los que
vivimos al sur del Sur sabemos que los almendros florecen - “razón de amor, lo
llama el maestro”, Barbeito - más
temprano que en otros sitios, a pesar que el hombre del tiempo nos meta el
resuello para adentro con ese mapa del telediario.
Los pájaros,
bueno, algunos pájaros, como los chamarines anuncian una temprana primavera y
en el mediodía soleado se deshacen con sus cantos. Se ven, más bien, se
escuchan, porque se mimetizan a la perfección, los carbonerillos de los que
ahora dicen que hay un montón de subespecies y esas cosas, pero eso es para la
gente que sabe.
Lo que sí
queda claro es que por ahí arriba por esos mundos de Dios hace un frío que
hasta Dios tirita. A lo mejor será por eso que se ha dado un paseo por estas
tierras y se ha hecho presente en las
flores de los almendros…
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