Caen las horas de la madrugada bajo la luna menguante de
enero. La luna es una pincelada blanca en el cielo frío y distante. Una raya en
el morse del sueño. El viento encajonado baja de las sierra. Forma un
tropel raro. Ulula con fuerza; agita las
ramas. Lejos, muy lejos ladra un perro.
De vez en cuando aparece un ruido sordo y opaco. Pasa un
coche por la carretera. ¿De dónde viene? Puede que ese coche lleve a alguien
que va a recogerse. Es tarde para andar por esos sitios que prestan cobijo a
gente solitaria que busca compañía y no la encuentra.
Las ediciones digitales de los periódicos anuncian lo que
será noticia mañana. Barre el señor de pelo de panocha con purpurina. No lo
quieren; otros, le temen. Todo es una sorpresa de lo que está por venir. Dicen que
tiene dinero para aburrir y más de dos se preguntan qué busca este hombre que
por lo visto no puede comprar con los dólares mohosos.
Es una pregunta que tiene difícil respuesta. ¿Cómo una
persona puede ser tan rico? Desde luego no tiene pinta de haber bajado muchas
veces al fondo de una mina, ni de haber pasado meses embarcado en alta mar, ni
de haber saboreado el gusto salado del sudor una tarde de verano…
El Papa, ese otro señor, a quien no le hace caso casi nadie,
dice que Latinoamérica sufre el ataque del liberalismo, de una economía que
mata. Más de dos se preguntan, también, cómo esas beatitudes que lo rodean no
se lo han llevado ya por delante. Hay que pensar que a lo mejor los milagros
existen.
Este Papa es un tipo raro. Dice cosas que entiende mucha
gente y cosas que no quiere entender otra gente. Los que entienden al Papa
tienen poco poder para llevar adelante los mensajes de ese hombre de sotana
blanca y zapatos viejos; los que no quieren entenderlo andan por otros lugares
y habitualmente es gente que no suele tomar el metro por las mañanas, como si tomaba el Papa…
Hoy te has ido amigo por los derroteros distantes unos de otros, quizás por el dicho de que los extremos se tocan, aunque posiblemente en este caso se repelencia entre las dos actitudes, y creo que por muchas razones, desde orígenes, filosofía, etc. etc.
ResponderEliminarEl tiempo nos dirá si se doblega al pueblo o juega con el pueblo en beneficio de los poderes financieros.
Hay que esperar.