La tarde de otoño es dulce, suave, placentera. Las
sombras de El Hacho hace un rato que
bajaron por la Cuesta del Convento, cruzaron el río y dibujan la silueta del
monte en las Lomas de Virote, en Panza Burra, en el Morquecho, en el arroyo
Jévar tan temible, a veces, y ahora sin agua…
Me echo a andar por la carretera. En el ‘Quebraero’
me cruzo con los que vienen de retorno. Almuerzan pronto, y a eso de media
tarde, vienen de vuelta. Unos chiquillos beben agua no potable en la Fuente de
la Higuera. Han dejado tumbadas las bicicletas en el suelo. Esperan - las bicicletas - que se hidraten los
presuntos deportistas.
Entro en el Convento. Está en penumbras. Un sensor
automático ha encendido las luces a mi paso. En los alféizares de las ventanas
se arrullan las palomas. En las oquedades de la espadaña juega el viento.
Dos mujeres rezan en el primer banco; una chiquilla
deposita unas monedas en un armatoste eléctrico. Se enciende una luz; imita una
vela. La gente - alguna gente - combina fe con dinero. No sé…
Vuelvo a la carretera; dos muchachos jóvenes recogen
los toldos. Están en la aceituna. Los fardos son negros; las varas, largas.
Junto al pie de un olivo un vibrador de color anaranjado; el campo se
moderniza. Los veo cansados, sudorosos, hartos de la faena. Les saludo; me
devuelven la cortesía. Los olivos siguen, ahí, en su sitio, donde siempre.
¿Qué pensarán estos hombres de la gente que pasa por
la carretera? Es el final del día con el trabajo acumulado. El paso del sol les
ha dado todas las horas del reloj; llega la noche, recogen. Mañana será otro
día.
Una parte del
olivar está por coger; las aceitunas, cuentas de un rosario de pasión, doblan
los varetones. Unas moradas; otras, virando. Quedan, las menos, con ese color
bendito que solo tienen las aceitunas cuando saben cercano el sacrificio del
molino.
En el Llano de las colmenillas canta una alondra;
ella, a su modo, despide el día. Se agrandan las sombras…
ResponderEliminarRepasando esta hoja suelta de hace un año amigo José. Como siempre, qué placentera se me hace la lectura.
Me quedo con este párrafo:
"Dos mujeres rezan en el primer banco; una chiquilla deposita unas monedas en un armatoste eléctrico. Se enciende una luz; imita una vela. La gente - alguna gente - combina fe con dinero. No sé…"
Dicen que la fe mueve montañas... Otras veces se queda en algo mas vulgar: lo llamamos dinero.
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