sábado, 7 de noviembre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Esparraguero

El hombre siempre iba solo. Con las primeras luces se echaba al campo. El hombre era de mediana edad, de mediana estatura, de medianas carnes. El hombre andaba con paso mediano, ni muy de prisa ni lento. Sabía a dónde iba y a lo que iba.

El hombre los días de lluvia llevaba un gabán largo y viejo, de un verde descolorido que anunciaba que un día fue nuevo y que era de ese color. Se tocaba con una gorra y calzaba botas recias. Unas polainas de cuero sujetas con hebillas le protegían las pantorrillas.

Con un arte especial se colgaba un paraguas, amarrado con una tomiza por delante, y fijo en la espalda, de modo que llevaba las manos libres y no  le molestaba ni al andar ni en sus movimientos. El hombre braceaba a media altura.

El hombre solía llevar un cigarro a medio fumar entre los labios. Era tabaco de picadura. Lo guardaba en una petaca de cuero ajada y desteñida. Pasaba por delante de la casa, hacía una inclinación con la cabeza, a modo de saludo y emitía unos sonidos ininteligibles que no llegaban ser palabras.

Conocía el nombre de todas las yerbas del campo. Sabía donde se criaba, cuando llegaba la primavera, la mejor manzanilla en El Hacho, donde había jara que hervida curaba las mataúras de las bestias, donde florecían los mejores tomillos para echar las aceitunas en agua y qué pozo criaba las mejores árnicas en sus brocales.

El hombre barruntaba, por el camino que traían las nubes, si eran nubes de agua o si por el contrario, a media mañana, se despejaba porque nunca llovía con el levante. Leía en los candilazos de los anocheceres y por cómo soplaba el aire sabía qué tiempo iba a hacer al día siguiente.

Sabía cuando era el momento más adecuado para coger el esparto y el mastranto.  Conocía por su plumaje y por su canto a todos los pájaros del campo y dónde había un encerradero de conejos…


El hombre bajaba de la sierra a media tarde. Debajo del brazo llevaba – si era tiempo – un manojo de espárragos. Un día dejó de pasar aquel hombre…

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