No es que vuelve la comunidad dispersa por esos
mundos de Dios. No es el caso. Son perotes. Son amigos que retornan. Viven en
un mundo más o menos cercano: Málaga, Benalmádena, Fuengirola, Coín, Pizarra…
Un día, por circunstancias, dejaron el
pueblo. Vuelven en visitas esporádicas. Siempre se buscan las raíces que se
quedaron entre el enredo el tiempo.
Desde hace unos meses nos reunimos, cada primer
miércoles de mes, en Málaga. Hablamos de nuestras cosas. Surgen proyectos,
aflora todo aquello que sobrevive dentro; siempre va con nosotros, está ahí, nos espera…
Hoy, ha tocado, la visita al pueblo. Llegaron a
media mañana. Algunos con el tren; otros, en coche. La cita en la Plaza Baja de
la Despedía; en este caso, del reencuentro. Iniciamos la visita. Primera sesión
de fotos.
El Museo, la Iglesia – hace más de cuarenta años,
comentó alguno, que no subía al campanario - , el Mirador de Cervantes. Hay un
aleteo de suspiros; por la calle Ancha, al Castillo de las Torres. En la calle
Churrete alguien habla del Llano de las monas, de cucañas y de húngaros. Desde
el patio de armas la vista, imponente. Visita al Nazareno y la Virgen de las Ánimas.
La bajada por el Barranco - ¿verdad, que con algunas
flores en las barandas y en los balcones, sería un Albaicín en chiquito?,
comentó alguien -. El Barranco es un barrio preciso, cargado de historia. Chacharea
la cal; se hacen regates las sombras.
Hay quien le ha vuelto un poco la espalda al barrio.
Estoy seguro que va a ser por poco tiempo. Luego, por la calle Postigo – el Postigo
del Adarve - al Molino del Bachiller…
María José hizo de cicerone. Lo bordó.
El día acompañó. Sol, luz, brisa. Se agradece. A algunos le ‘cantaron ‘los kilos de
sobrepeso. Sobraban jerseys, las chaquetas y camisas de manga larga. Fotos y
más fotos. Risas, comentarios, recuerdos…
Después del almuerzo vino… lo que tenía que venir.
Benito Moreno, el más grande cantaor vivo de Álora, se ‘dejó’ caer por malagueñas
del Canario, del Pena, de Joaquín Tabaco… Explicó las diferencias entre ellas;
nos deleitó. El día ha sabido a poco…
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