Dicen que ha nevado en el norte. La ola ha venido del
Polo. Ha barrido de arriba abajo – los que vivimos cerca del Mediterráneo, al
Sur lo llamamos, abajo – toda la Península. Están las cumbres blancas; el aire
mañanero corta la cara.
Las imágenes del Pirineo, de la Cordillera
Cantábrica, de Burgos – “en Santa Gadea
de Burgos, do juran los fijosdalgos”, ¿se acuerdan? – parecen postales
navideñas. Bueno con esto del laicismo imperante, no sé cómo llamar a ese
tiempo. Y, si sigo llamándole Navidad ¿pasará
algo?
Informan que para subir a Pajares han tenido que
poner cadenas; en otros puertos, también. Valdeón estaba blanco; el Isasa, en
La Rioja, amaneció, hace unos días, con
una capa de nieve. Muchas sierras de Soria se han pespunteado con una vainica
sencilla de nieve. Ha lloviznado en Oncala. Aconsejan un rodeo por Huérteles y
San Pedro Manrique.
Por el Moncayo el día ha estadodespejado y frío.
Espectacular, desde la lejanía. El Moncayo, sagrado y mítico; los Montes
Claros, Cebollera…Ya no hay tabarros que beben en los pilares donde abreva el
ganado en Gallinero.
Me acuerdo de lo escrito por Avelino Hernández sobre
estas tierras. De su mano las he recorrido un montón de veces. Casi siempre en
verano; en invierno, cuando no ha habido más remedio. Los acebos de Gargüeta
están esplendido; le viene bien la nieve, la ventisca y el viento.
Un caballo, impasible en medio de la nevada. El
animal, a lo suyo. Los rigores del verano han pasado. A lo mejor alguien quiere comprarle una
pelliza (a los mendigos de la calle, no; al caballo). El temporal ha sido duro;
ha habido que capotearlo. Frío; han llegado ya los primeros; luego, vendrán
otros.
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