viernes, 23 de octubre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rosas de otoño

 Se han vestido los rosales con una floración de otoño. Oigan, de ensueño, estas rosas tardías. Me acerco a la casa de mi amiga Carmen, que no es de Ronda pero vive en Virote. Tiene los rosales ahítos de flores: amarillas, rosas, fucsias, rojas. Tienen bendición de Dios y mano y cuido y mimo…

Marilina se ha dejado caer esta mañana colgando una rosa, una  rosa de color… ¿de qué color es la rosa que nos ha regalado Marilina?, ¿champán? – lo de cava lo dejamos para otras cosas -, ¿ámbar?, ¿asalmonada? No; no. Es del color de la amistad de quien siempre desea lo mejor para las personas a las que quiere…

Charo colgó hace unas noches una rosa roja de misterio y ensueño, roja de embrujo… roja, con un envés plateado de luna que riela en la noche. Charo, vive en la sierra. Debe ser que Charo tiene unas rosas diferentes a las rosas que tenemos por otros lugares.

“Todas las rosas blancas de la luna caían…” escribió Juan Ramón. La luna de octubre está en cuarto creciente. Cruza los cielos de nubes y brumas, se asoma a los olivares, “se bebe los charcos de los caminos” y ve cómo se van río abajo, entre choperas vestidas de oros de otoño, las aguas camino de la mar.

¿”Cómo vive la rosa que has prendido junto a tu corazón”? Bécquer se lo preguntaba en su sus rimas. Bécquer siempre se preguntaba cosas de muy difícil respuesta. Yo no sé si la obtuvo. A lo peor se quedó con la duda de no saberlo nunca.

Leonardo Fabio, aquel poeta argentino que cantaba versos,  tomó otro camino y pregonaba a en voz alta: “cuando llegue mi amor / le diré tantas cosas, / o quizá simplemente / le regale una rosa”. Si lo hizo, acertó…


Están los rosales vestidos de rosas de otoño. Están  los rosales gritos de belleza; el campo se ha echado por los hombros un mantoncillo de yerba nueva nacida con las últimas lluvias en las lomas, en cunetas, en los bordes de los caminos…

No hay comentarios:

Publicar un comentario