Lo contaban a modo de chascarrillo. Un país quiso
copiar la mejor constitución del mundo. Un equipo de juristas estudia el
ramillete de las que apuntaban a mejor. Llega la decisión: la sueca. La aplican
y fracasan. Conclusión: faltaban suecos.
La celebración del día de la Fiesta Nacional (parece
que eso de la Hispanidad ya no se lleva) ha levantado una polvareda de
excrecencias por parte de un grupo que no quieren ser españoles. ¡Qué le vamos
a hacer!
Romanos, godos, musulmanes… Eso queda muy lejos,
¿verdad? Del imperio británico, colonizaciones francesas, belgas, alemanas,
italianas (por cierto, ¿sabrá algo esta gente de Abisinia?), colonias holandesas…
De eso no se habla.
Creo que fue Bismark que era alemán y que tuvo mucho
que ver con la reunificación de aquel país quien dijo que España era un país
admirable. Ningún otro había tenido más puñaladas desde dentro para destruirlo
y seguía en pie. No lo tengo por muy cierto pero también afirmó que si esos
ímpetus se aplicasen para empujar al país hacia adelante, entonces, seríamos
imparables.
Bismark no sabía que en España no había suecos.
Éramos - y somos - españoles y claro con ese publiquito pues venía lo que tenía
que venir. El refrán – sabiduría del pueblo – dice que ‘de aquellos polvos
estos lodos’.
Y así sabemos que siguen muy vivos Rinconete y
Cortadillo (por lo de trincar en lo ajeno), las traiciones y zancadillas (no
hay más que echar un vistazo a la evolución de la nobleza, del clero y del
pueblo llano desde la Edad Media…) y aquí están los resultados.
Cuando a Echegaray le dan el Nobel de literatura
elevan un escrito a la Academia sueca reclamando la revocación del premio. No
por mal literato – que lo era – sino por pura y cochina envida. ¿Por qué se lo
dan a ese y no a mí?
Faltan suecos. Parece que por mucho tiempo que pase
los suecos vendrán, como hasta ahora, de
veraneo y vacaciones pero como ciudadanos con conductas ejemplarizantes me temo
que no. Lo dicho. Faltan suecos.
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