jueves, 30 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Para ti...




Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿A io é?

 

                                      

 

                J.F. Willumsen. Acuarela. Calle Santa Ana. Siglo XIX


El muchacho le hacía ascos a doblar el espinazo. Vamos, que lo del trabajo lo habían hecho para otra gente, pero para él, como que no… La madre sabía que, además le pegaba a la bebida. El pirriaque lo perdía. Los fines de semana los alargaba ‘santificando’ el domingo y prolongándolo hasta ¡el lunes…! (Dos, mejor que uno)

-         ¿Cuánto pelotazos, cayeron el sábado? Le pregunté el martes, porque el lunes no se presentó al trabajo.

-         Veintidó o ventitré… No me acuerdo bien. Ahora ya no soy capaz de beber como bebía antes, uno ya es un estierco

-         ¡Ah! ¿Y el cuerpo? Porque tendrías un cuerpo malísimo…

-         Yo no le echo cuenta al cuerpo porque si no, uno no vale pa ná

-         Claro hombre, hasta que te lleven entre cuatro.

-         Usté tiene unas ocurrencias… Deje esas caías…

La madre se encontró un día por la calle, con la nuera. Sabedora del amor al trabajo de su hijo, se interesó por si estaba en la casa o en el trabajo.

¿A io é….?

-         No, a io…¡qué va! dijo la mujer con paciencia y resignación…

La madre se fue para la casa y bronca al canto…

-         No me chilles, que me artereo.

-         ¿Artereo?, yo si que te voy a artereá a ti…

-         Enga, umá, que no e pa tantoNa má que que oi, no e io

-         Ni oi, ni aye, ni antié, ni tras antié, ni el otro día, ni nunca que te jartas.

-         Pero, si siempre me queo con ganas. Miá si me queo con ganas que me da sentimiento, porque yo soy mu sentío, que cuando veo la botella vacía, po voy y pío otra… pa no dejarla tan sola, sin compañía.

-         Y, encima, con guasita con tu madre. No tienes consideración con nadie.

-         ¡Anda! Y ahora ¿mi mujé se ha cambiao de nombre?  ¿Consuelo por Consideración...? y yo sin enterarme siquiera…

-         Hijo, te estás matando con la dichosa bebía

-         Si yo no bebo, solo a buchitos, pa que la cosa se alargue… Mira he dejao el tabaco y el vino, ya solamente pelotazos para hacer penitencia, que luego dices que no me arrepiento…

-         Sí, claro, ‘arrepentíos los quiere Dios’

-         Eso, eso…

(El andaluz se habla pero no se escribe. Todo lo mejor para el año que ya casi llama a la puerta).

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Para ti...




Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y era de noche

 

 

  

Un tropel sordo y rápido, corrió de punta a punta por el palomar. Era la lechuza. Debe estar criando en algún sitio, venía por comida. Sus pollos necesitan sobrevivir. Me dicen que se han apurado los gatos del contorno y, ahora se las andan por los palomares.

Cuando yo era niño, en las noches frías y largas de invierno ‘cantaba’ un autillo en las araucarias que orlaban las veras de la vía del tren. Parecía que espantaba a la luna y a mí me daba miedo escuchar aquellos aullidos monocordes y miméticos. El autillo buscaba su comida o llamaba a otros de su especie.

El búho, dicen que es el más inteligente de las rapaces nocturnas. Lo identifican con la sabiduría - a la lechuza, también - y sé de amigos, el Maestro Alcántara por ejemplo, tenía una  colección excelente. Era la colección más poblada de búhos de cerámica – y otros materiales, claro -  que he visto.

El búho es solitario y no se junta con todo el mundo. Es muy selectivo. El mochuelo tiene otra literatura. Ve cómo llegan las primeras luces del alba desde los cables del tendido telefónico que orillan la carretera. Juanito Rivas contaba de la apuesta entre un mochuelo y la golondrina a ver cuál de los dos llegaría más cerca del suelo sin rozarlo. Cuando en plena competición vio lo que se le venía encima, contaba Juanito que exclamó: ‘la clase de mochuelazo que me voy a pegar yo con la leche de las apuestas’.

Don Antonio Machado vio a la lechuza volar, de noche, desde Baeza a Sierra Mágina. En una de las naves de la catedral, los versos lo recuerdan y hablan del velón de aceite de Santa María en el que bebía. Un poco más allá, fuera de la catedral, pero muy cercano, en un aula recreada dicen que allí enseñaba el maestro, pero no dicen que algunos de sus propios compañeros le trataron mal y sus alumnos lo llamaban por un mote despectivo sin respetar su dolor. Esa es otra historia. 

 

martes, 28 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Para ti...



                              Foto de archivo

Un hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pájaros

 

 


                  Foto. Diario SUR (Málaga)

Cada tarde cuando el sol se nos va por el Monte Redondo, vienen cientos de pajarillos a pasar la noche en los árboles del parque. Han estado durante el día en las Lomas, en Virote, en la Cuesta del Chopo, en el Morquecho… ¡qué sé dónde!

No son pájaros urbanitas, ¿o sí? Pernoctan en los árboles grandes de la avenida y, entre riña y riña, (ellos la camuflan con un piar ensordecedor) se buscan una rama. Se acurrucan y, a manera de bolitas, dejan que pase el viento.

Cuando arrecian los fríos, la prensa publica noticias de la mortandad de pajarillos a causa de la bajas temperaturas. No las soportan. También publica noticias de personas que tampoco pudieron resistir el frío. A veces, esas noticias alarman menos que las otras. ¿Por qué será?

El periódico SUR,  hace unos días publicó algo bueno. De esas cosas que no tienen morbo y no venden. Ustedes me entienden. Un hombre oriundo de una ciudad de Marruecos, es peluquero de profesión. Hasta aquí, pues como que no. Se quedó en la ruina porque lo engañaron cuando iban a montar un negocio. Tampoco.

¿Entonces? Verán. El hombre en sus días libres, se echa a la calle y va por parques, plazas, bancos, zonas deshabitadas y les ofrece a los indigentes cortarles el pelo y adecentarlos. Dice el periodista que publica la noticia, que las personas a las que atiende lo que más agradecen es “que alguien los escuche….” Es duro ¿verdad?

Los ornitólogos dan explicaciones variopintas sobre la mortandad de pajarillos: vuelos largos, envenenamientos, choques con los tendidos eléctricos….

Las personas de la calle llevan sus cuerpos heridos de muerte. ¿Las causas? ¡Uff! A lo mejor aún estamos a tiempo…

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 27 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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                          Foto de archivo

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Trenes

 

                


27 de diciembre, lunes. Me he levantado temprano. Aunque tampoco tiene mucho sentido madrugar cuando no hay cosas urgentes que hacer. Administrar el tiempo es de sentido común; perderlo, una necedad.

De madrugada han caído unas gotas. Las calles están mojadas. De los cables penden gotas minúsculas, tan pequeñas que casi no son perceptibles. Cuando dentro de un rato se levante un poco de viento o caliente el sol, desaparecerán como por arte de magia.

He bajado a los Callejones. Tenía que cortar el automático del agua de riego. Los casi cuarenta litros caídos – regalo del Niño Dios al campo – aconseja interrumpirlo. El campo, cuando recibe el agua que necesita, lo agradece; cuando es en demasía, la aborrece.

Había algunos charcos en el camino. Eran charcos diminutos. Vamos lo menos que se vende en charcos. La tierra estaba tan falta de agua, que se la ha embebido toda. Está esponjada, está satisfecha en este primer riego generoso que debía haber venido hace mucho tiempo, varios meses antes, pero las cosas son como son.

Dentro de unos días, un manto verde lo va a alfombrar todo. Ya está la yerbabonita en flor y con el sol de la mañana, sus flores amarillas dan, en el incipiente invierno, una sensación sensual y bella. Algo así como un grito de vida dentro de la crueldad de la que se ve rodeada.

Estoy cerca de la vía. Siento el ruido.Pasa un tren de los de Media Distancia. Se pierde, enseguida, en la lejanía. Esos trenes hacen el recorrido entre Málaga y Sevilla por la vía convencional. O sea por la de toda la vida que lleva más de un siglo en funcionamiento y que ahora está casi en desuso. Hay cosas que cuesta entender. ¿Por qué la Administración deja que se pierda un bien tan necesario?

¡Qué deseo de irme! Desde niño, siempre que, junto a la vía veía pasar un tren, sentía un deseo interior de irme en él. Algunos sabía adonde iban. Va, me decía a mí mismo, a Madrid; éste, hará transbordo en Bobadilla con otros que vendrán de Algeciras, de Granada o de Córdoba; éste, a Barcelona… Los trenes de ‘mercancías’ llevaban menos velocidad y un montón de herrumbre encima. Los de ‘Vias y Obras” cargaban sus bateas con piedras, traviesas de maderas, herramientas y artilugios. Los obreros, sentados sobre las piedras, al aire libre, fumando…

 

domingo, 26 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Espíritu de la Navidad



26 de diciembre, domingo. San Esteban. La festividad del protomártir se celebra con gran esplendor - me dicen que ‘desde siempre’ - en Cataluña y Baleares; fuera de España, en algunas zonas de los Balcanes. Murió por lapidación, o sea apedreado en Jerusalén por ser seguidor de Jesús. A mí curiosamente siempre me cayó bien este santo, será quizá porque se ha hecho un sitio propio dentro de las grandes celebraciones de Navidad a Año Nuevo…

En el aire flota una cosa indescriptible. No sé ni qué es, ni que nombre ponerle. Lleva un tiempo que me ronda.  Lo he comentado con algunos amigos.  Casi todos hemos coincidido en  nuestra nulidad – al menos la mía -  de no haber sido capaces de aprehender, este año, el espíritu de la Navidad. Es algo íntimo. Confieso mi fracaso…

Es como un gran vacío que siembra todo de esterilidad. Algo muy  personal. No se inmuta ni con la música estridente que salía otras veces por los altavoces callejeros, ni con los que hacen el cimbel por ahí vestidos de maneras estrambóticas,   ni con la contemplación de Belenes, ni con las palabras hermosas… No sé. ¿Será que no he buscado en el sitio adecuado? Casi con toda seguridad.

Para quitarme el frío interior- del otro aún no hace- he dado una larga caminata. La gente está en la calle. Es otra gente que no conozco. Va a lo suyo. Ocupa la puerta de los bares sin mascarillas. Comparten cigarro y tertulia. Un amigo me ha dicho que eso no es más que la muestra del hastío por todo lo que está pasando.

Por cierto, Michael Newton me ha puesto unas líneas desde Newcastle y allí están en una situación muy parecida a la nuestra. Hay una pequeña diferencia, dicen que tiene el peor gobernante en uno de los momentos más críticos.

Yo aquí tengo la sospecha, que ahora cuando la nueva Ley de Educación casi suprime de un plumazo la Edad Media, volveremos – si es que no estamos ya - a los Reino de Taifas para que aporten soluciones.  No juzgo a quien ha tomado la decisión. Tengo una cosa clara. Esto, casi todo esto, es un contrasentido. A lo peor tiene algo que ver con que no haya sido capaz de encontrar el Espíritu de la Navidad.

sábado, 25 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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                                Foto de archivo

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La luz de la alegría

 

 


25 de diciembre, sábado. Navidad. Ha llovido durante toda la noche. De hecho llueve desde hace dos días. Una lluvia mansa, suave – en otros sitios no es así – ha empapado los campos. El día muy oscuro y gris. Nubes paso coronan en El Hacho con una gasa de neblina. La bruma da un aspecto aún más bello, algo así como el despertar del embrujo.

Dicen que París es la ciudad del amor. En Belén, la más pequeña de Judá, y esas cosas, nació el Amor que cambio parte de la Historia. La verdad que no se le hace mucho caso y la Natividad, o sea su conmemoración ha degenerado más en consumismo, comer y beber o viajar que, en ocasiones es huir de uno mismo, como si eso se pudiese conseguir.

Poca gente por la calle. Se protegen bajo un paraguas. Van espaciados. No es por eso de guardar las distancias. No. Van con la resaca a cuestas de los posibles excesos de anoche y porque se han levantado tarde. El día no invita pasear, tampoco. De vez en cuando pasa un coche. Va a alguna parte.

Un amigo me ha regalado la biografía de Jose Gálvez Ginachero, Doctor de cuerpos y almas. El autor Francisco García Villalobos. He llegado a la página cincuenta. Promete. Tiene, en la impresión, el inconveniente de la pequeñez de la tipografía. Cuando se emplean cuerpos tan pequeños agregan una dificultad al lector. Hay cosas que requieren un esfuerzo. Esta, por supuesto.   

Me ha llegado un  video del villancico “Merry Crystmas” (Ese que viene de la sociedad donde el hedonismo y consumo lo es todo). Cantan y bailan un grupo de chaveillas africanos. Su pobreza, absoluta. Casi descalzos, usan botellas de plástico recogidas en basureros a modo de  micrófonos y con cañas los pies que los soportan. El teclado una piedra; la partitura, unos trazos con carbón. No tienen nada. La pobreza, total. La felicidad de sus rostros, impresionante.

Poseen, innato, un  sentido del ritmo sublime. Sus sonrisas son un mensaje directo, sin mediaciones a las conciencias – ya sé que eso no está de moda- donde se nos dice que la felicidad no está en el ‘tener más’ sino en el compartir lo que se lleva dentro en este caso, la luz de su alegría.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día.

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ambos dos

 

 


Se encuentran a las claras del día, en el bar. Se apalancan en la barra.

-         Dicen que hay que recogerse… por lo del bicho

-         ¿Y yo he salío?          

-         Illo, ¿hay muncho barro por los caminos?

-         ¡Ufff…! Hasta han tenío que poné pasaeras…

-         ¿De lo que cayó anoche?

-         Y toas las noches..., porque las rocías ¡vienen con unas ganas…!

-         Aunque llové, lo que se dice llové con vergüenza, no llueve desde antes que tallaran a Cascorro.

-         Ni corren los arroyos, ni las cañás… No corre ná. Es que no hay agua. Los pantanos, secos. Veremos cómo esto siga así…

-         Si al menos corriera el fino ‘Cañero’

-         O el Carbonell…

-         Entonces llegaba la cola de Fuentarriba a la Fuente de la Manía…

-         No te he visto estos días por ‘los médicos’, ¿Ya no vas a por recetas…?

-         Es que he estao malillo… Vamos, eso es lo que dice mi mujé…

-         Y ¿qué tienes?

-         Na. Muncha tó de noche.

-         ¿Del tabaco…?

-         No. De la corriente…Mi mujer está tó el día fregando.

-         Tómate un vaso de tomillo calentito, con un lingotazo de machaco,  a buchito… o tomillo con mié y un chorreón de limón.

-         Eso, es lo que hago; y,  ná. Ninguna mejoría.

-         Po entonces vete ramoneanto hasta el Llano de la Colmenillas.

-         Oye, ¿tú te has enterado que los políticos andan a la greña?

-         Algo he escuchao

-         Illo, están como los tabarros en la sanmiguelá…¡rabiosos!

-         A saetazo limpio.

-         Como decía, Juanillo, “el Rapao”.

-         Eso un cebaero con siete bocas y cuatro comeeros…

-         Tú ¿has sentío que hablen algo del campo, de la leche, de los pescaores y de la lú..?

-         De eso, no han mentao ná.

-         Claro, que mirándolo despacio, de éstos ninguno se cuelga ya el canasto de verdeá…

-         Ni se lo van a colgar. Toos salen colocaos.

-         Po a mí me han dicho, que la gente del campo casi se ha tirao a la calle…

-         Eso lo arreglan mandándole a los civiles y a los inspectores, y los meten a tós pa entro…

-         Y si se acabó el perro…

-         Se terminó la rabia.

Dos cosas: real como que estamos a las puertas de la Nochebuena. Otra, el andaluz se habla pero no se escribe…

 

martes, 21 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hojas suelta del cuaderno de bitácora. Invierno

 

 


21 de diciembre, martes. Me he levantado temprano. He ido a Málaga. A primeras horas de la mañana la carretera va cargada. Desde Río Grande, hacia arriba pide un desdoblamiento en autovía. Solo le falta decirlo a voces; desde Campanillas, hasta Málaga algunos ‘retoques’. No soy experto en tráfico pero a veces uno solo deja que aflore el sentido común.

Dice el hombre de los informativos que a la cuatro de tarde, minuto arriba, minuto abajo ha entrado el invierno. El día ha sido caluroso, al mediodía,   22º para lo que anunciaba.  

Antes al invierno se le representaba con un viejo aterido, que caminaba solo y sorteando un vendaval que, con su fuerza, lo arrastraba todo. Ahora me parece que hay que cambiar de imagen – de viejo, no. Total ¿para qué?-  Nos falta alegría y nos sobra crispación y certificados de covid. Hay un montón de gente manifestándose en contra de la medida de pedirlos. Seguramente no tendrán algo mejor que hacer.

Dicen que no saben qué contienen esas vacunas. Tampoco sabemos que tienen dentro las aspirinas, ni el omeprazol, ni el paracetamol, ni… Hay algunas cosas claras. Sabemos lo que no hay dentro de algunas cabezas y ante eso, lo mejor es cruzar al otro lado de la calle.

Se cuenta de don Jacinto Benavente que al caminar por una acera estrecha, se topó, de frente, con uno de los que se pasan unos cuantos pueblos, que se hacía el fuerte.

-         Yo no cedo la acera a los maricones..

-         Yo sí, contestó don Jacinto, y se apartó.

No sé si ante lo que tenemos encima es cuestión de apartarse. No sé si la sociedad tiene herramientas para combatir ese viento desangelado que se le viene encima como un vendaval de invierno. No sé casi nada, mejor dicho, no sé nada. Me siento falto de fuerzas para hacer frente a todo esto que se nos viene encima…

Se han ocultado los pájaros. Se han despojado muchos árboles del ropaje del verano. Sus ramas desnudas en la intemperie aguardan que se cumpla, una vez más, el ciclo de la vida y todo vuelva a ser diferente.

Ha entrado el invierno. Vendrán heladas mañaneras, vendrán días grises, vendrán algunas cosas que no deseamos pero es que, a veces, da la impresión que el invierno ya lleva por aquí desde hace una temporada…

 

 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

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Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pilar

 

 

                                               


          (Pilar Vergara y A. García Bareito. Foto tomada de ordenador)


No, no es casualidad. Créanme. Las cosas  salen cuando se llevan dentro y si no, no aparecen. Tiene dejes del desgarro de Edit Piaf, de la fuerza de Mireille Matieu, y de la dulzura de Gigliola Cinqueti… Si les desvelo que les estoy hablando de Pilar Vergara…Ah, por ahí, me van decir, se debía de haber empezado…

Pilar Vergara viene de la escuela del Cante. Hay cantaores que crearon sello propio: Camarón, Mairena, Fosforito…En Álora nació el Canario y, con él, la Malagueña Cunera. Esas son palabras mayores. Pilar pertenece a una familia, Los Pibris, donde el cante es algo tan normal como llamarse Vergara Moreno, en sus apellidos. Su padre Francisco, su madre, Águeda, a la que yo no escuché cantar nunca pero de quien Benito Moreno, que es también de los grandes me dijo… ¡y no acababa! y sus hermanos Pepe y Miguel..

Ana Mari y Pepe se nos fue pronto. Demasiado pronto. ¡Le quedaba tanto por hacer!  Pepe Vergara de niño apuntaba lo que  después llegaría a ser: Uno de los grandes. Cante profundo, personalidad arrolladora. Alguien distinto en el Cante por Malagueñas.

Miguel, Miguel El Pibri. Voz recia y un finísimo humor que transmite, a pesar de una aparente seriedad. Suyo es el fandango abandolao:  “Álora sigue cantando / va dentro de mis entrañas / siempre va dentro de mí / te quiero con toda mi alma / porque en su suelo nací / te llaman la Bien Cercada”.

Pilar es sensibilidad y ternura. Hace unas noches abrió la representación del Cuento de Navidad de Barbeito, en el Cervantes  con “Noche de Paz”. Estuvo acompañada ¡al piano¡ por Pepe Márquez, (¡peazo de artista!). Su voz aterciopelada transmitió sentimiento, delicadeza… Eso que va de alma a alma, cuando se deja la semilla del bien hacer.

 

 

 

 

 

domingo, 19 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.

 

 


Los madroños ofrecen sus frutos con los últimos coletazos del otoño y antes de que lleguen las heladas del invierno,. Son amigos del sol, de los lugares soleados o en penumbras (que aunque parezca un contrasentido, no lo es). Sus frutos, de un colorido (los bosques encantados, también) excepcional, ponen una nota bellísima, diferenciadora entre todos los colores propios de la estación.

Estos arbustos no llegan a grandes alturas. Se crían en tierras bien drenadas, toleran la cal pero no los sitios excesivamente encharcados donde no corra el agua. Crece entre los barrancos y desfiladeros y, a veces, su presencia entre los roquedales es una nota llamativa entre de la botánica rupícola.

En jardinería se emplea como elemento decorativo. Son ‘puñeteros’, o sea que no soportan bien los trasplantes. Es aconsejable su siembra por semillas que ofrecen más garantía de reproducción si bien no es fácil la obtención de plantas nuevas.

Es símbolo, conjuntamente con el oso de la ciudad de Madrid. Es de esos enigmas que no tienen una explicación ni fácil ni convincente. Ni el oso es un animal típico de la zona ni el arbusto tampoco. Dan la explicación algunos historiadores locales afirmando que en 1222 en un reparto de la riqueza que rodeaba a la villa, a los vecinos le correspondieron los boques; a la iglesia, los pastos…

Unos Tangos de la Repompa, que murió muy joven, nacida en la calle La Puente, en el barrio de El Perchel de Málaga y discípula de La Pirula,  llevó el madroño al Flamenco y cantó aquello de “Quien quiera madroños  vaya a la sierra / olé Morena, vaya a la sierra / porque se están secando su madroñeras / olé Morena, sus madroñeras”.

Hasta hace unos años, en el Llano de la Trinidad, cerca de lo que fue la Casa de Socorro, en algunos puestos callejeros se ofrecía la mercancía como venta ocasional y de temporada a los paladares que gustaban de estos frutos desconocidos y exóticos. En otras épocas del año – según la estación -  se ofertaba cañadú, limones cascarúos, palmitos, almencinas, (baya del almez), dátiles frescos… Eran otros tiempos. La carestía y la falta de casi todo, hacía apetitosa cualquier mercancía barata que estaba al alcance de chaveas con muchos remiendos y poco dinero en los bolsillos…

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Para ti...



sábado, 18 de diciembre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 Para ti...




Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lo pidió el amor

 

 


                                                                   (Foto de archivo)

 

18 de diciembre. Me acosté tarde. Muy tarde. A esa hora en la que los alcaldes dicen que no quiten las calles. Total ¿para qué? si está aquí, casi a la vuelta de los cerros, el alba que viene anunciado el día  y dentro de un lado ya será la luz…

La luz, anoche – parece un contrasentido, pero no lo es – me vino de la mano de un  cuento. Les cuento. “El día que Jesús no quería nacer”, es el título que su autor, Antonio García Barbeito, le dio hace más de treinta años a su cuento de Navidad. Y aunque van casi de la mano, cuatro veces con esta, la palabra ‘cuento’, es otra cosa muy distinta. Pues anoche, precisamente anoche, se representó en el teatro Cervantes de Álora.

Es algo indescriptiblemente bueno ¿Bello? No, no, algo más. Es un mensaje directo al corazón, como los dardos de los enamorados que se encuentran por una calle cualquiera y, … eso. Asistir a una representación de la obra, es algo así como para que uno piense que con toda la denuncia y con toda la ternura que sus autores – Barbeito, en el texto; Jesús Bola, en la música -  pusieron, es además, para que nos demos cuenta que sí nació.

Y lo hizo porque lo pidió el ¡Amor! ¿Hay algo más grande que el Amor? Hemos leído tropecientas veces que nació en Belén, que era una noche fría, que los pobres pastores caminaban por el campo y que caía la nieve, y a la luz de una candela donde se calentaban, un ángel le dijo lo qué pasaba y que ese Niño – al que entonces no le hicieron mucho caso, ahora como que tampoco – nació porque lo pidió ¡El Amor!

Barbeito ha cedido los ahorrillos conseguidos con la venta de entradas,   del CD y el libro para Caritas. No lo dijo el autor, pero se lo digo yo. Eso está impulsado porque dentro hay un amor de un hombre hacia sus semejantes que por circunstancias lo pasan mal, muy mal y hay que echar una mano… ¡y digo que si se echa!

La representación a cargo  del Grupo de Taller de Dolores Coronada, la dirección de María José Ramos y José Antonio Infante. Un puñado de mujeres y hombres en el escenario y otros que no se veían metiendo el hombro. Y nació, digo si nació, porque ‘lo pidió el Amor’.