Me levanto temprano. Voy como
cada día al campo. Me percato que esta noche ha caído una pelúa grande. El rocío pone una nota especial… Hace frío. Es el
frío que da el helor de la primera gran escarcha. Umbrías, cunetas de la
carretera, los bordes de caminos… todo con un leve manto blanco.
No se han levantado aún los pájaros.
Los gatos toman el sol; se desperezan en la recacha. Los gatos son muy
frioleros y libres. En su independencia, siempre buscan lo que a ellos les
conviene más. En el vuelo del tejado también se calientan las palomas con el
sol que asoma…
A media mañana – por cierto, y me
pregunto, ¿por qué mediodía se escribe junto y media mañana separado?- me voy
para Málaga. La carretera como siempre, cargada. Esta carretera, me refiero al
eje del Guadalhorce, pide a voces el desdoblamiento desde río Grande, pero….
El centro de Málaga está
adornado con motivos navideños. Es lo que corresponde. Está precioso,
distinto... Espera a las fiestas que vienen. Las luces de la noche son la gran
atracción. Yo llego con la luz del día y claro, los arboles muestran en sus troncos
esqueletos y ristras de cables salpicados de pequeñas bombillitas.
Nos citamos en la puerta de
Sella Maris. Por la calle Tomás Heredia entra un rayo de sol. Vamos, el sol
baña la esquina. Se agradece. En la sombras hace frío. Nos acercamos a Sínesis.
Fulgencio apuesta por la condición
humana, la subjetividad , la libertad y la responsabilidad. Es el Kierkegaard
del grupo; Bartolomé, equilibrio entre el pasado que fue y en el presente que
quiere perpetuarlo; Juan Jesús, se ha decidido por la ganadería de calidad y
ecológica; Nuño, entre la raigambre del apellido y la calidad del buen vino;
Sebastián, la enciclopedia del mundo cofradiero. Con estas mimbres hacemos el
cesto de la tertulia.
Decidimos compartir mesa.
Buscamos sitio. El Almijara, de
reformas. En El Candamil, comida
gallega, recia; los grelos, manifiestamente mejorables.
Lo mejor, la sobremesa.
Hablamos de tiempos pasados, de viejos conocidos, de la actualidad… Se ha
levando un airecillo revuelto. Ah, no lo había dicho, estamos sentados en una
terraza, como esas terrazas de París, solo que en Málaga hace mejor tiempo y se
está más a gusto en la calle en el mes de diciembre… Todo es cuestión del color
del cristal con que se mira ¿o no?
Muy bueno y emotivo el artículo.
ResponderEliminarUn abrazo y que sigamos juntarnos de vez en cuando