10 de
diciembre, viernes. Hoy he ido de viajero pobre. O sea, viajero de
ida y vuelta en el día. La Virgen del Rocío tiene la culpa. Bueno, exactamente
así, como que no. Ella, su llamada, el reclamo de ir a verla, sí. Era necesario.
Estaba pendiente desde no sé cuándo y ya se sabe que cuando las trampas se hace
viejas….
La Virgen está en Almonte desde
hace un tiempo. A la Virgen le pilló allí la pandemia como a otros les pilla el
aire en la calle y ya se sabe, le buscaron resguardo en su casa. En ese templo
que está el centro de Almonte donde Ella –Reina de toda la Marisma – tiene
acomodo y adónde hemos acudido, viajeros pobres de ida y vuelta en el mismo día,
solo para verla porque hay que ir a verla.
No se pueden olvidar los versos
de Muñoz y Pabón que recogió Barbeito: “La
Virgen del Rocío / no es una obra humana, / que bajó de los cielos / una
mañana”. La verdad que yo no sé si aquel día la Marisma estaba esplendorosa
o pedía agua, como la pedía hoy bajo un cielo de nubes altas por el que volaban
bandadas de flamencos que ponían una nota rosácea…. Por cierto, que la ermita
sin Ella, pues como que no. Le falta la esencia.
A la Virgen del Rocío le
atribuyen milagros y no se sabe cuántas cosas más. En las calles del pueblo un
mosaico recoge que entre los siglos XVII y XIX la trajeron en veinticuatro
ocasiones para que acabase con la sequía que asolaba las tierras. ¿A que lo de
la sequía suena a algo que no es viejo? A lo peor, entonces a eso del cambio
climático se le llamaba de otra manera.
Por otras razones, también vino
al pueblo varias veces para que pusiese fin a epidemias - de distintos nombres – arrasadoras de la salud de la gentes; otras,
para agradecer la mano que intermedió en guerras y desencuentros…
La Marisma pide agua. No sé si
la Virgen del Rocío, que lo sabe todo, tienen conocimiento del momento en que
el tiempo va a dar agua en generosidad. Yo, viajero pobre de un solo día, le he
contado muchas cosas y que la Marisma pide agua, ah, y por estas tierras, Madre
del Amor Hermoso, también.
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