jueves, 27 de febrero de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dos lunas




                                    


Contamos las fechas por lunas. Ya solo nos faltan dos lunas  -9 de marzo y 8 de abril – y estaremos en la Luna de Nisan, o sea, en los días grandes de la Semana Santa porque el Jueves Santo la luna tiene la misma fase que vio Cristo en Getsemaní…

Contaban los cofrades los días y todo estaba revuelto entonces, en las penumbras de los templos. Con el inicio de la Cuaresma, la marcha ya no podía detenerse.  Antes, como ahora, dentro de muy poco, palmas y ramos de olivos tiernos entonarán el Hosanna al Hijo de David que entra en Jerusalén.

La Jerusalén de hace dos mil y pico de años se ha extendido por todo el orbe cristiano. En todos los lugares se repite lo mismo: Jesús a lomos de una borriquita entra triunfal. Lo gordo, lo otro, vendrá solo unos días después. A Jesús le acompaña la chiquillería bulliciosa y alegre. Casi al lado, la madre que hace el trayecto de la procesión, acompañando luce bolso, traje y zapatos nuevos  - luego, duelen los pies, pero eso es otra cosa – porque “quien no estrena en el Domingo de Ramos, se le caen las manos”.

Cada noche, en ciudades, pueblos grandes, menos grandes, de medio pelo, en pueblos pequeños y pedanías ; Cristos y Vírgenes representarán, cada uno a su modo, la manera de entender la Pasión y Muerte – y muerte de cruz, que ya de por sí es más horrible todavía – de un hombre que vino a predicar el amor y la comprensión y el perdón…

Sacan brillo a candelabros, ciriales, barras de estandarte y enseres, en las casas de hermandad porque, ahora, toda cofradía que se precie tiene una casa de hermandad con una puerta muy grande, con una fachada asimétrica y destartalada que se abrirá con sonido de campanillas en el momento en que inicien henchidos de gozo, como cada año, algo maravillosamente igual pero distinto, como es su salida procesional.

Ya solo faltan dos lunas llenas, la de marzo y la que, a mediados de abril el pueblo hebreo conocía como la luna de Nisan. Marchas especiales, pisadas firmes de los hombres que bajo el trono soportan el peso que su fe les impone. Calles abarrotadas, etéreo olor a incienso en cada esquina. Jesús y María mecidos entre cunas de azahar y flores nuevas. Ya solo faltan dos lunas llenas…




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