lunes, 24 de febrero de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El libro abierto de la arqueología





                 


Hay disciplinas en las que las prisas tienen que esperar en la puerta. De vez en cuando, surgen noticias sorprendentes. Dan información de acontecimientos de otras épocas. Hechos que quedaron adormecidos por la desidia humana o bajo la pátina del tiempo.

La arqueología se encarga de refrescar la memoria. Facilita información precisa y oportuna de cómo se vivió entonces, cómo eran aquellos hombres o qué ocurrió en todo lo concerniente a sus existencias.

Hace unos años, unas excavaciones en el castillo árabe de Álora, dieron a conocer restos de ánforas iberas. Ese barro había sido cocido en uno de los alfares – se supo que hubo dos, al menos – en el arroyo Hondo que circunvala el Cerro de las Torres antes de desembocar en el río Guadalhorce. Por ellas – y por otras cosas -  se supo que los fenicios subieron por el río y hasta aquí llegaban con sus mercancías.

Hace unos días saltó la noticia del hallazgo de más de doscientas ánforas romanas en una cueva bajo el mar en la Bahía de Alcudia (Mallorca). Los arqueólogos hablan de la existencia de un punto de abastecimiento de agua potable para las embarcaciones que surcaban el Mediterráneo. Ahora han surgido cantidad de dudas del porqué se encuentran en tan gran número y, precisamente, en ese lugar.

La última sorpresa, por el momento, ha surgido en las excavaciones en el subsuelo de la Plaza de la Merced, bajo el solar que ocuparon los cines Victoria y Astoria, da cuenta de la aparición de restos humanos, entre ochenta y noventa, dicen.

Hablan de la prolongación de la muralla nazarí del siglo XII, cabe también la posibilidad, casi con toda probabilidad de restos del hospital de Santa Ana y que los cadáveres sean de castellanos que tomaron parte en la conquista de Málaga, por lo que los hechos serían más cercanos. Los fijan en el siglo XV

La leyenda urbana hacía creer a los malagueños que en la antigüedad, allí pudo haber un circo romano, pero las excavaciones que ya están en un nivel de profundidad con autoridad para desmentirlo han dejado la cosa en ‘leyenda’.
Los profanos en estos casos esperamos las noticias que, más pronto que tarde, aparecerán en el libro abierto de la arqueología para que todos podamos leer sobre estas cosas que forman parte de nuestros cimientos.


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