A
mis amigos Eli y Juan
Barrio
de Salamanca, Madrid. En el cuadrilátero que forman Lagasca y Claudio Coello (la
del atentado famoso, que le costó la vida al Almirante Carrero Blanco, ¿se acuerdan?)
por la lado; por el otro, Hermosilla y Ayala. Por Ayala 28, la entrada al
Mercado de La Paz. Está ahí. Dentro, a
la derecha. Que sí, que es un mercado que allí… pues eso. Si se quiere lo que
se busca, es lo que hay.
Tiene
dos inconvenientes, si se va en coche no hay donde dejarlo. ¡Vaya novedad en
Madrid! No quedan lejos las paradas de Metro en Serrano, Velázquez o Colón… El
otro, la aglomeración de gente. No se cabe. Si se acerca por el rinconcillo donde
Dani – hijo – tira la cerveza, es cuestión de esperar un poco, solo un poco. Les
va a merecer la pena.
Casa
Dani se fundó en 1991, Daniel García y Lola. Luego han venido los hijos. Ahora
lo regenta Dani. Un chaval joven. No se le cae la sonrisa a pesar del estrés
tremendo. “Dani, le pregunté, puedo sacar una foto?, las que quiera”. Un pasillo largo, estrecho. No se cabe. La
gente acude porque sabe lo que busca. Dicen que la mejor tortilla de patatas de
Madrid. En 2019, mediados de octubre, la Academia de Gastronomía Madrileña, acaba
de darle el primer premio.
En
receta, cuentan, que fríen muy bien la patata, jugosa, confitada, en aceite
limpio siempre, pochan la cebolla, lo mezclan con el huevo y las cuajan en una
sartén de hierro. Vuelta y vuelta… Olvidan la esencia: “la gracia de tus manos”.
Diariamente
sirven algo así como quinientas tortilla, una más o una menos; una arriba o una
abajo. Les digo que a los que nos gusta la tortilla casi sin cuajar, ese es el
sitio. Nunca hacen publica la variedad de la patata; el origen, gallega. Algo
es algo. Ese detalle no hay que dejarlo como cabo suelto. Ya saben, por ‘un
clavo se perdió una guerra’.
También
merecen la pena Casa Mundi, (algún día les diré algo más) en Donoso Cortés, 14
y Sylkar, Espronceda, 17. Las dos en el Barrio de Chamberí. Hay otra, queda un
poco más lejos: Restaurante La Encina, Casañé, 2, en Palencia, a orillas del
río Carrión. Es cuestión de andar los caminos…
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