Una parte del comunismo - bueno a esa cosa que llaman comunismo – se ha
opuesto a las donaciones de un gallego rico, probablemente, el más rico de los
gallegos y de muchos que no lo son. Dicen que el gallego, que se llama Amancio,
da no sé cuántos millones de euros para comprar máquinas que sirven para luchar
contra el cáncer.
Este gallego que se llama
Amancio es un tío raro. Verán. He leído en alguna parte que comenzó vendiendo
por los mercadillos de Orense. Vamos, que de la Universidad de Somosaguas donde
imparten – es un decir, que nadie se llame a engaño – docencia algunos de los
que se oponen a recibir la donación, media un abismo, además de muchos kilómetros
físicos, sí, esos que se miden por metros y cuando suman mil, son un kilómetro,
de esos…
Además el gallego es más raro
aún. Informa el periódico que tiene la mala costumbre de pagar sus impuestos.
Convendrán conmigo que en este mundo, como dijo el Guerra ‘hay gente pa tó’ y
va y rompe la sagrada costumbre de no pagar y de defraudar. Se ve que este
hombre no nació en el país de Rinconete y Cortadillo, ni se las anduvo por el
Arenal de Sevilla, donde, por cierto,
quiero que alguna vez mis amistades sevillanas me enseñen el famoso patio y
aquellos lares.
El hombre dice que con el
dinero de sus beneficios hace donaciones para que se compren máquinas de esas
que ayudan a superar la dichosa enfermedad. Hay que verla muy de cerca para
saber qué entra por dentro. Palabrita del Niño Jesús que no les miento, que no,
que no.
He escuchado en no sé qué radio
que un hospital de Córdoba compró la máquina más perfecta que existía en
Europa, o sea, en el mundo, para uso de las personas que la necesitan. Cuando
con otras terapias se necesitan un puñado de sesiones, con ésta, una. ¿Qué pensarán esas mujeres que han tenido
la suerte de achicar el portón de los sustos a una sola respuesta a los
clarines y timbales?
Lo que dicen que es comunismo
tendría que hacerse mirar algunas cosas… Ah, soy fiel partidario de la Sanidad (con mayúsculas) pública, de la
Enseñanza (con mayúscula, también-) pública y de una Justicia igual para todos.
Creo en la libertad y si alguien echa
una mano, bienvenida sea…
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