Entre las dos andaban en
conversaciones y razonamientos filosóficos, profundos y muy preocupantes porque
su mundo no iba mucho más lejos de las paredes donde terminaba el pueblo…
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Porque nosotras, a nuestra edad, debemos tener
ya mucho cuidado, y sobre todo, con las caídas. Las calles tienen muchos
salientes y puede ser tremendo… Vamos, mortales…
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O una con una apendicitis inoportuna…
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Eso, eso…
-
Tú ¿te imaginas que nos llevan al hospital, nos
meten en el quirófano y en una mesa de operaciones cuando los médicos nos echen
la visual...?
-
Es que hacemos el ridículo…
Ponían los tenderetes del
pescado en la calle de Atrás antes de llegar a la Fuentarriba, cuando comenzaba
a llanear la calle. Cada mañana,
temprano, acudían a la compra. Antes se consultan. Se interpelan.
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¿Cómo viene hoy los boquerones?
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No, vayas, como hocinos de segadores…
Se ponen de moda los
primeros viajes de novios al extranjero.
Primero, cuando ellas lo hicieron iban a Málaga, después a Sevilla, luego a
Canarias y, ahora, no. Ahora más lejos.
Mucho más lejos. Los hijos de unos vecinos,
a Grecia. Regresan y hablan del mar azul, de mitología, del Olimpo, de la
Acrópolis, de Delfos y de no sé qué extrañas
historias de Oráculos. Entre la conversación se filtra algo diferente. Hablan del monte de Venus… Ellas con la mosca tras la
oreja…
-
Nosotras, por lo que pueda pasar, nos quedamos
con el ‘Cerro Pelao’ que está más a la mano…
No existía aún la telefonía
moderna. Todo a través de la centralita. Se le pedía el número a la operadora y
hacía la conexión. En plena madrugada…
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Señorita, ponme con el 7…
Suena
el teléfono, sobresalto por lo poco usual de la hora….
-
Oye…
-
Dime, ¿qué te pasa? ¿te pasa algo?
-
Na, que estaba desvelada y estoy dándoles
vueltas a la cabeza… ¿La Parrala era de la Palma o era de Moguer? ¿De dónde era
la Parrala?
-
¡Por los clavos de Cristo que son las tres de la
mañana…!
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