viernes, 31 de mayo de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Estrategias








Si yo fuese un periodista deportivo, que obviamente no soy, y tuviese que hacer una crónica de boxeo diría que los púgiles, ya sobre el cuadrilátero,  se estudian entre sí y plantean la manera de sorprender al rival y  cómo desarrollar la estrategia que el entrenador les ha dado en la caseta.

Si yo fuese, que lo soy, un ciudadano de a pie, de los que se levantan cada mañana y da gracias a Ese que todo lo rige y que está porcima de hombres y circunstancia, y que es quien manda de verdad, diría y digo, que creen los artistas que nos desgobiernan que nos están tomando el pelo.

Se piensan que con esos amagos de hombres buenos, de gente entregada por la causa de sus vecinos y por todo cuanto les atañe, nos sorprenden a la gente, a la gente normal como usted y como yo y  que se lo creen y que, para sus adentros, piensan como aquellos escolares del tiempo que se fue en que cantaban “que buenos son, que buenos son, los hermanos Escolapios que nos llevan de excursión”. Pues como que no.

No suelo escribir de política y otras zarandajas de la feria. No merece la pena.  A raíz de lo que uno ve en los telediarios, escucha en la radio o lee en los periódicos – no es mal vicio ese de leer los periódicos – uno, les digo,  se subleva un poco y casi le dan ganas de proclamar: “menos lobos, Caperucita”.
Menos mal que el mundo, ese que dicen que da una vuelta cada día, y trescientas sesenta y cinco al año; los bisiestos, una más,  va por otro aire. Ese mundo que esta mañana tenía un amanecer precioso en la naturaleza. El levante arrancado desde muy temprano ponía una nota de frescor; cantaban los pájaros…

Pero, ese mundo, también,  se ha despertado con noticias terribles. Un Guardia Civil muerto porque el hombre quiso cumplir con su deber, la mujer asesinada de cada día,  - parece que hoy, ración doble,  dos y que ha tocado en Tenerife y Valladolid –, un hombre muerto y otro en estado crítico por escape de amoníaco en Tarragona,  amaños de partidos con cocaína, pastillas y mucho dinero ‘perdido’ por el camino…

Demasiadas estrategias… Que sea lo que Dios quiera, que a lo peor,  nos llevamos una sorpresa.


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