jueves, 5 de julio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Palma, entre dos ríos


El viajero sigue camino hacia Palma del Río. Huye de la confusión. Es el Genil el que le da apellido. Palma del Genil o “de los dos ríos” que se funden en el cercano embalse de Peñaflor.

Entre la antigua vía del tren, el que vino en el XIX y la del AVE, en el XX, la carretera. Frutales -  melocotoneros - cítricos; tierras vacías y adormideras. A trechos. No te alarmes, sus propiedades hipnóticas, analgésicas y narcotizantes se usan para farmacopea. Son cultivos autorizados. Control y papeles necesarios. Mitigan el dolor Un poco más adelante, deberás cruzar de nuevo el río, por puente de hierro, si quieres entrar en Palma.

Blanca y plana. Terra de aluvión. A  simple vista, fertilisima, en la margen izquierda del Guadalquivir, que por aquí se distancia un poco como si buscara la querencia de la sierra…

Sólo 56 metros sobre el nivel del mar. Fundada o reconstruida, que no están las cosas claras, por Aulo Cornelio Palma. En tiempos godos perteneció al obispado de Itálica.Reconquistada en 1231, a los árabes, por Alfonso hermano de San Fernando. En 1342 la incendia Jusef, rey de Granada, y en 1434, sufre otro ataque rechazado por Luis Portocarrero. En premio obtuvo el Condado.

Adéntrate. Callejea. Llégate hasta la Asunción, a San Francisco, al convento de Santa Clara, a Santo Domingo y al hospital de San Sebastián. Forman el conjunto artístico.

Desde el gótico-renacentista de comienzos del XV que se erige Santo Domingo (el de Santa Clara, situado cerca de la Asunción,  fue fundado por Juan de Manos Albas, en 1499, para expiar el asesinato de su esposa que él cometió cegado por celos) al pleno barroco, en el XVIII, de la Asunción con recargados churriguerescos en las pechinas de la bóveda del crucero.

Conserva, también, lienzos y torreones de la muralla almohade. La puerta, - ‘arquito quemado’ - rememora por donde entraron, de regreso, los palmesanos después de la victoria sobre los moros en 1083. Eran otros tiempos.

Sea como fuere, vete como para la ermita de Belén y contempla el río. Míralo alejarse - ahora sí el Guadalquivir -  camino de Lora, de Sevilla, de las marismas, de la mar... “que es el morir”.



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