Estoy hecho un lío. No sé si
Francia es muy bonita - que lo es -, o si la belleza es fruto de una
realización perfecta. ¿Serán las dos cosas a la vez?
El Tour de Francia, además de un espectáculo
deportivo, es algo más. Es otra cosa. La Televisión francesa ofrece una
realización que raya en la perfección. Dan
imágenes de la cabeza de carrera, de los perseguidores, del pelotón o de quien
cierra. Todo con una agilidad asombrosa. No cansa; motivan.
En la parte inferior izquierda
de la pantalla un letrerito en amarillo – el color que más se ve – informa del castillo,
del lago, del embalse, del río, de la iglesia Santa María, San Martín…, de los
pueblos con sus tejados de pizarras grises y pináculos de monumentos – casi siempre
religiosos – más sobresalientes. Y luego algunos, por estos lares, nos quieren
vender un laicismo iconoclasta.
Todo está limpio. Impolutas las
cunetas. No hace mucho pasó por allí la máquina desbrozadora. No hay yerbajos,
ni latas, ni cartones, ni bolsas de plástico. Los únicos que lanzan objetos son
los ciclistas cuando dejan de alimentarse o de hidratarse.
Setos recortados, recién peinados, hortensias en flor. Parece
que esperan la visita de la suegra. Precioso. Esto no es flor de un día. Es una
cultura que no se vende en la botica. O sea, se mama, desde chiquititos, en la
casa.
Las imágenes de la Bretaña -
por donde ha pasado - es un mosaico del ‘bocage’.
Setos en las lindes. Propiedades irregulares. Ni grandes, ni muy pequeñas,
medianas. Puestos por la mano del hombre
o reductos de un bosque que en otro tiempo cubrió toda la región. Maizales,
cereal de ciclo corto y de regadío. Campos recién segados… Animales en los
prados. Gente, mucha gente en todos sitios.
El canal de Nantes a Brest, un
surco de vida entre árboles frondosos. Pienso
en la ocasión perdida en España con el abandono del canal del San Clemente en
la Sagra granadina o en el Canal de Castilla con Frómista a tiro de mirada.
La abadía de Nuestra Señora del
Buen Reposo es una ruina. Se fundó en el siglo XII. Las voces de Pedro Delgado
y Carlos de Andrés – se complementan - saben de qué hablan y hablan de lo que saben…
y, además, informan que recaudan fondos para reconstruirla… ¡Qué envidia! El
Tour es otra cosa.
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