lunes, 2 de julio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Perotes en otra tierra



Llamada del Maestro Barbeito. Me pone en el camino. “Te he enviado, una entrevista que publica el Diario de Sevilla – 1 de julio 2018 - a un perote notable. Se llama Sebastián Vázquez Risueño”.

Tiene, nació en 1927, 91 años. Tiempos de la dictadura de… Primo de Rivera. Luego, ‘otra’ manera de dictadura se llevó por delante a su padre. Cuenta en la entrevista que  había sido concejal, alcalde de su pueblo Álora y que tuvo una fábrica de gaseosa. Grandes delitos – eso no lo dice Sebastián, pero lo digo yo – para arrebatarle la vida a un hombre.

Tieneocho años. Huye con su familia. Lo normal en los tiempos de caos. Se refugia en Bailen. Va con su madre,  y sus hermanos Joaquín y Dolores. Un tío suyo es el Jefe de Estación. Tampoco lo dice en la entrevista… Se llamaba Manuel Suárez  Casermeiro,  - le enseñó a leer - casado con Dolores - ‘mamá Lola’- Vázquez Hidalgo, hermana de su padre y de otro tío al que también mataron… 

Dice quien conoce el tema que desde los vagones del tren ‘pescaero’ le dejaban caer, en un lebrillo, ‘un puñado de pescado de cada caja’. Frente a la estación había un cortijo. Les surtían de harina. Allí, probablemente, él, como cuenta, aprendió a montar a caballo en pelo.

Trabajó en la banca. En Sevilla  - acogió después a toda la familia - ha vivido en la Barzola y Pio XII, donde aún vive. Entró en política. Consiguió grandes pequeñas cosas para el barrio. Le ‘ficharon’  Soledad Becerril y Clavero. De Izquierda Democrática de Ruiz-Giménez pasó a la UCD. Aclara que se llevaba bien con todo el mundo.

Desde la Asociación de vecinos llevó excursiones a Mónaco y Roma. Consiguió  pequeñas grandes cosas para el barrio como un jardín o, en el solar donde jugaban al fútbol, una iglesia – Santa María de las Flores y San Eugenio- desde donde regresó a Álora, después de una emotiva despedida tras la restauración, a finales del siglo XX, la imagen de la Virgen de Flores de la que es muy devoto.

Recuerda con añoranza al Betis Balompié – el de Álora de los años treinta – y las travesuras de niño. Confiesa que no valía para los mítines y que la política es “humanidad”. Pasó por las cofradías; recuerdo poco grato. Poeta. Perote grande…




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