domingo, 8 de julio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ahora, sí



Los amaneceres frescos tienen el sello especial de los encierros. San Fermín, el que cada año, indefectiblemente, llega el 7de julio, puebla las calles de Pamplona de gente de medio mundo  - y del otro , también - vestida de blanco y pañolillo rojo. Queda muy lejana la sombra de Hemigway  y de Antonio Ordoñez  en una  barrera de la plaza… Al autor de “El viejo y el mar” le debe mucho la ciudad como reclamo de tan masiva asistencia.

El Tour llena las siestas de sopor.  Son horas muertas.  El sol hace chiribitas en las esquinas; los pájaros buscan las sombras. No vuelan las golondrinas. Hay espejismos de agua en los cambios de rasantes en las carreteras del sur de Europa. La verde Francia pone una diferente. Es una  nota de frescor, de verde en los campos, maizales y colinas donde hay un manto de yerba, de campiñas en las que a uno le gustaría pasar horas  y horas  en estos momentos en los que el reloj parece que se para.

Al caer la tarde se echa a la calle el jazminero. Lleva pinchados en una penca – los jazmines no se acaban, las pencas de chumbas parece que sí - y el hombre sube por calle Larios o se coloca en una de las esquinas de calle Granada. Ofrece su mercancía. Ofrece biznagas. En palabras del Maestro Alcántara: “menos que una estrella y más que una flor”. Genial Maestro. ¿Podría haber sido de otra manera viniendo de quién viene?

Hay una guerra abierta entre propietarios, gestores o como puñetas se llamen de los chiringuitos playeros. ¿La culpa? El precio que cobran por los espetos de sardinas. Dicen unos que han tirado los precios; otros, que sangran al que llega. Como muestra, un kilo de sardinas, en un mercado normal oscila entre 5 y 8 euros. Ya saben qué pueden cobrarle  por un espeto ¿Qué no se han enterado? Mejor que no lo hagan… Cuando saquen la conclusión verán a quienes les dan la razón.

Ahora, sí. Ahora ya está aquí el verano con mando en plaza. Se han acabado las pamplinas. Anuncian que viene de camino – como los viajeros de pateras que cruzan la mar – un aire cálido sahariano. Polvo en suspensión. Ahora, sí, ahora nos vamos a enterar que ya está aquí el verano.





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