Ha llegado la civilización de
la prisa. La gente va tan rápida que parece que lleva prisa. Se ha instalado la
civilización que va corriendo a todos sitios. Hace un tiempo me preguntaba porqué corría la gente en el metro. Total, si
detrás, viene otro… Ayer me sorprendí. Yo también corría por las escalerillas.
Esto del metro tiene su cosa.
Algunos bajan los escalones – de las escaleras mecánicas – de dos en dos. Hay
quién riza el rizo y lo hacen al revés. Ascienden por el lado izquierdo de la subida. Al final el recuento es
extraordinario: llegan unas decimas de segundos antes que los que venían como
anclados por el lado derecho.
Los transeúntes por las aceras
también tienen su prisa. Eso de dar un paseo o caminar o andar despacio
contemplando la ciudad queda para otros sitios, o sea “para provincias”, porque
aquí en Madrid – que es la ciudad de la que hablo – tienen otra manera de
entender la vida. Eso de llegar tarde puede que quede para algún periodista
hijo de la Gran Bretaña que alardea de conocernos.
Madrid es una ciudad
encantadora. El camarero del bar te trata como si fueses un cliente de toda la
vida; el taxista, lo mismo; si es el dependiente de la tienda de barrios, como
las que quedan bajando el Arco de Cuchilleros que lo mismo venden alpargatas
que cuerdas para amarra bultos, también… Claro que en el frontispicio de la
fachada aparece un rótulo: Casa fundada en 1878. ¡Casi nada!
Ese viejo comercio de Madrid
tiene mucho sabor. Hay que llegarse a las tiendas de libros de segunda mano, a
las tiendas especializadas o a las tiendas de viejo. Allí es otra cosa. Desde
el olor – qué bien huelen los libros viejos – hasta el trato. ¿Le puedo atender
en algo? Sí. Busco “Historia de una taberna” – la que fue del torero Antonio
Sánchez, en Mesón de Paredes - de
Antonio Díaz-Cañabate en la edición de 1945…
El hombre se va al ordenador
(viejos libros; informática novísima). Se da una vuelta, se acerca a un estante
y… te deja en la mano lo que buscas. La gente en la acera que está al otro lado
del cristal del escaparate lleva prisa… ¡Qué corran…!
No hay comentarios:
Publicar un comentario