“Comunista, mujer y exiliada”. Sin saberlo había sacado todas las papeletas
para colocarse en el ostracismo del olvido. En 1939 pasa la frontera por La
Junquera. Como equipaje, una cartera de
cuero con sus artículos, su obra mecanografiada. Está a punto de ser internada
en un campo de concentración.
La suerte o el azar por medio del presidente
mexicano, Lázaro Cárdenas la reclama a México donde muere en accidente de
tráfico en 1964
Luisa Carnés nació en la calle
Lope de Vega; barrio de las Letras. Madrid, 1905
Su familia humilde y
trabajadora. Su padre, barbero; su madre,
sastra. Con 11 años entra en el mundo del trabajo. Pasa por diferentes
profesiones: obrera en un taller de sombreros propiedad de su tía - ella va a ser considerada como una de las “sinsombreros”
de la Generación del 17 -; después, en un obrador de pastelería, camarera,
mecanógrafa… Se casa con Ramón Puyo; tienen un hijo.
Su gran obra “Tea Rooms. Mujeres
obreras” escrita en 1932 y publicada en
1934, recoge la vida de las trabajadoras de un salón de té cercano a la Puerta
del Sol. Retrata con agudeza a las mujeres protagonistas de la obra. Es un
mundo que conoce por su experiencia laboral. La veteranía la representa Antonia a quien
nunca nadie reconoció su valía; Marta es atrevida, la miseria tiene mucho que
ver en su comportamiento. Paca, beata y asidua a pasar horas en un convento;
Laurita, ‘la modenidad’; Matilde, la voz que piensa: “Diez horas de trabajo,
cansancio, tres pesetas”.
En 1923 publica su primera
obra; luego, otras. No tiene dinero para comprase libros como otras mujeres de
su tiempo, las “sinsombrero”. Lee todo lo que cae en sus manos. Sigue a
Cervantes, Tolstoi y Dostoievski… En 1935 estrena su primera obra de teatro, conjuntamente
con Rafael Alberti, en lo que había sido
el teatro Lara y que entonces se llama el Teatro de la Guerra.
Luisa Carnés Caballero es la
voz social de la mujer en un tiempo en que no tienen ni voz ni reconocimiento
social. Ella misma, muchos años después de su muerte, es una desconocida en su
propio país que sí conoce las fotografías de casi todos los hombres de la
Generación del 27 pero no, precisamente, la suya cuando es una de las grandes
novelistas españolas del siglo XX
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