Su nombre completo era Aisha
bint Muhammad inb al-Ahmar. Los musulmanes también la conocieron por Fátima. Le
pusieron por apelativo Aisha al-Hurra, o sea ‘la Honesta’. Entre el mundo
cristiano de su tiempo se conoció por Aixa.
La cronología dice que fue la
esposa de Muley Hacen y madre de Boabdid, el Rey Chico para diferéncialo de su
tío y que cargó sobre sus espaldas la derrota final del reino nazarí. Muley
Hacen la repudió y se unió con una cristiana cautiva, Isabel de Solís conocida
por Zoraida.
Además del matrimonio nacieron
además, una hija también llamada Aixa, Yusuf, y otro varón a quien los que los cronistas le
dan el nombre de Algazir Muley al-Agmar. Todos ya inmersos en la decadencia
final de poder granadino.
Era descendiente del profeta y
estuvo casad dos veces. La primera con Muhammed XI y después de su muerte con
Abu I-Hasan Ali. Hija de Muhammed IX. Su familia tenía una considerable riqueza
y era poseedora de numerosos palacios y propiedades.
Los cronistas dicen de ella que
era una de las mujeres con más prestigio, abolengo y poder en la corte nazarí.
Al carecer su padre de descendencia masculina le permitió caprichos y privilegios.
Todo eso unido a un carácter fuerte la convirtió en una mujer temperamental,
inteligente, valiente y muy dominante.
Intrigó, conjuntamente con una
familia de nobles nazaríes que había venido de Marruecos y con un gran poder en
la corte, los Abencerrajes. Su objetivo era triple: venganza contra su marido;
afianzar a su hijo en el trono, y evitar la llegada de los hijos de Isabel de
Solís al poder.
Su vida no está exenta de
leyendas. De hecho sabemos más de ella por el romancero que por la propia
historia. Cerca de El Padul, en el llamado
`suspiro del moro´ sitúan lo de “llora como una mujer lo que no supiste
defender como un hombre, increpando a su hijo, camino del exilio después de la
derrota. “¿Qué hay de verdad? Aixa
marchó con Boabdil a Laujar de Andarax; luego, a Fez donde murió. Aixa, una de
las nuestras.
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