miércoles, 28 de febrero de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Telegrama


Precioso punto de morse;  anuncia primavera...Raya, punto y raya, punto. Así repiqueteaba un artilugio metálico con un punzón de punta afilada sobre una cinta que marcaba unas señales con una lectura dentro.

Raya, punto, punto y raya, dice el telegrama que esta mañana venía desde la copa del naranjo de la esquina una pareja de chamarines. Se decían algo entre ellos;  respondían otros pájaros. Y el campo, entonces, leía y descifraba y…

Raya, punto y raya, punto… Telegrama urgente. Lo mandan los mirlos del arroyo. Dice:  con la lluvia de estos días,  el agua baja saltarina de piedra en piedra y hace espuma. Ellos se recrean y avisan para quién quiera bajar a verlo.

Raya, punto, punto y raya. Telegrama que enviaron un grupo de gaviotas. Sobrevolaban los barcos del puerto. Algunos veleros tenían las velas recogidas; otros, a medio abrir. Se bamboleaban al son de las olas que formaban  crestas pequeñas y pespunteadas.

Raya, punto y raya, punto. Telegrama. Las gotas de lluvia bajan por el cristal de la ventana. Despacio, luego, carrerilla, se alcanzan; se dan la mano… ¿será el amor?

Raya, punto, punto y raya, anunciaba el telegrama que enviaba el viento. Era un viento gélido. Media Europa – la otra, también – tirita bajo la blancura de un temporal que viene de lejos.  Trae aires siberianos. Y en algunos lugares ha cambiado tanto el paisaje que hasta cuesta reconocerlo.

Raya, punto y raya, punto… Alguien descifraba el mensaje. Venía en brazos de una borrasca con agua del Atlántico para llenar los pantanos, para que corran los ríos y los arroyos y los veneros y se llenen los pozos y el campo… ¡ay, Dios mío, el campo!

Raya, punto y raya, punto, punto… Era el telegrama que venía de aquella roca solitaria junto al mar que veía cómo pasaban los barcos por el horizonte y una estela de espuma delataba que detrás de ellos iban delfines y peces, y ese chorro de nácar y nostalgia que dejan los barcos cuando pasan…

Raya, punto, punto y raya leyó alguien descifrando el telegrama y que decía que había llegado la sonrisa a ese mundo donde los hombres ya no se matan y no hay hambre y el dolor tiene analgésicos que lo contrarrestan… Y , entonces, alguien, precisamente entonces, dijo que se estaba leyendo de manera errónea y que… pues, eso, eso…





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