“No hay nada más antiguo que el
periódico de ayer”. Lo contaba el Maestro Alcántara. Se lo había dicho, otro
Maestro, su maestro, César González-Ruano. “Sí. Pero debe quedar algo de todo eso…, le replicó.
“No, Manolo, contestó, no queda nada. Lo que tú has escrito hoy mañana estará
envolviendo una merluza o unos zapatos camino del zapatero. Esto de escribir en
los periódicos es el amor puro. Un amor interesado, por otra parte: uno se deja
la vida para poder seguir viviendo…”
Cuando nos dejó mi querido y
llorado Paco Rengel se cerró ymalaga.com.
Este naúfrago de letras y veleros en mares de aguas azules y olas de
nácar y vientos compitiendo con cantos de sirena había encontrado allí un
asidero para tronchar la ilusión de escribir cada día.
Entonces, fue entonces, cuando
me propuse abrir un bloc – a mí me gusta
ponerlo con ‘c’ – y escribir algo cada día. Hasta ahora he procurado ser fiel
al compromiso conmigo mismo. Hay días en que las musas están de paseo y otros…
Cerramos un año. ¿Es usted
feliz? le preguntaron a alguien. ¿Tan tonto me cree? Dicen que respondió. En lo
personal han pasado muchas cosas buenas. He entrado en la barrera de los
setenta, se han cumplido muchos sueños. Soy consciente de que sí un periódico es algo
efímero, una página…
¿El patio? ¡Qué les voy a
contar del patio! He procurado seguir el consejo “hay que sobreponerse a los
malos tiempos y no entristecer a nadie cuando se escribe”. La mejor definición de un periodista - obviamente, yo no lo soy – la dio un poeta.
Decía Gerardo Diego dijo que era “un salvador de instantes y cantor de lo
cotidiano”.
He procurado no dejar en mal
lugar a este otro maestro, que veía cómo en Soria nadie bajaba a acompañar al
Duero, ni se detenía a oír su eterna estrofa de agua. He sido más afortunado
que el río. Me habéis seguido en este canto monocorde y, a veces, cansino. Ha
habido, también, quien en el cansancio
al andar el camino se han quedado. ¡Benevolencia,
absoluta; agradecimiento a la fidelidad del cada día.
Llega el velero a la orilla. Es
fin de año. Gracias por todo. Que se colmen todos los deseos y venturas en la
singladura que vamos a comenzar ya mismito….
El velero llega a la orilla tras navegar todo 2017, pero para 2018 -además de desear a ti y a los tuyos lo mejor- esperamos desde el 1 de enero esas hojas suertas del hermoso diario con el que nos deleita cada día.
ResponderEliminarUn abrazo y GRACIAS.
Muchas gracias, amigo Tomás. Los deseos son recíprocos para ti y para los tuyos y que te siga impulsando esa brisa que hace que el folclore marocho al que tanto le das siga en su singladura hacia puertos soñados. Un abrazo.
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