viernes, 8 de diciembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Avispero

El avispero es el lugar donde ponen los huevos las avispas. Luego, nacen las larvas y, después,  el insecto. No son santo de mi devoción. Es más, son peligrosos esos bichos. Las picaduras, al inyectar el veneno, causan infecciones graves. A veces, hasta de muerte.

Hay lugares en el mundo con  características parecidas. Conflictivos, poco sensibles a la sensatez. Impera la violencia, la intolerancia cuando no la guerra absurda que no tolera la presencia de otros seres vivos en su área.

Ese señor de los pelos de color panocha es especialista en agitar avisperos. Son áreas con especiales connotaciones. Se llaman frontera con México,  Corea del Norte y ahora, como algo más reciente, Jerusalén.

Dicen los judíos que aquella tierra es suya. Yahveh, su Dios se la dio en propiedad. Estaban, como esclavos, en Egipto. Los sacó Moisés y anduvieron por el desierto algo así como cuarenta años. Entonces venían con la promesa: “Te daré una tierra que mana leche y miel”.

Las cosas se complicaron. De las doce tribus, diez se perdieron pasado el tiempo. Una, la más fuerte, la de Judá plantó sede en el sur; la capital, Jerusalén. Vinieron muchos problemas y el destierro por todo el mundo. A eso se le llamó diáspora.

El vacío lo ocupó otro pueblo, hermano. Descendían, también,  de Abraham, el de Ur de Caldea. Los hebreos de la estirpe de Isaac; los musulmanes, de Ismael, hijo del patriarca y de una esclava egipcia. Como buenos hermanos se odiaban entre sí.

Ha dado el mundo muchas vueltas. Mentes sesudas e influenciadas por el horror de holocausto crean un estado para que vuelva Israel. Lo llevan a lo que debía ser la ‘tierra prometida’  Expulsan a los palestinos,  que así se llaman los que vivían en aquellas tierras; se asientan los nuevos colonos.

Dicen que han vuelto a su tierra; los expulsados que les han quitado la suya.  A veces, no conformes incluso los arrinconan aún más. El odio está servido. Acuerdan que Jerusalén será ciudad santa para las tres religiones monoteísta: judíos, musulmanes y cristianos.


El señor de los pelos de panocha acaba de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. El lío. De aquí a unos meses la violencia más extrema está  para ocupar las portadas de periódicos y telediarios. Al tiempo.




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