viernes, 22 de diciembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fiesta

La feria venía en lo más granado del verano. Tardaba en llegar una eternidad. La fería comenzaba cuando  llegaba la banda de Moreno. Moreno era un hombre afable, corpulento y con pinta de bonachón. La banda llegaba desde Málaga  - ellos venían de Vélez – en el mixto de la tarde. Se bajaban del coche de Rivero en la Cancula.

Moreno con la batuta saludaba a los conocidos de los años anteriores porque la banda de Moreno era de piñón fijo. La cabalgata de Gigantes y Cabezudos, monstruos de cartón piedra, abría el cortejo. Luego, las cadenitas, la noria que parecía gigante pero no lo era, y la ola,  la ola a peseta, que sí había ola pero no había la peseta…

Hoy los niños y las niñas, claro, de San Ildefonso han abierto las puertas de la Navidad. No nos engañemos la Navidad comienza con la lotería. Y, la Navidad termina cuando pase la cabalgata de los Reyes Magos.

Antes, cuando la ilusión estaba con páginas por estrenar,  la cantinela era algo sabroso. Siempre había un ligero sueño que alguna vez ese que llaman el premio supiese dónde vivía. Pero se ve que ya venía con la dirección marcada; iba a tiro fijo. Nunca se equivocaba.

Algo parecido ocurría con los Reyes Magos. ¡Había tantas cosas en el escapare de Alfonso, el de los relojes… Pero aquella bicicleta estaba adjudicada de antemano para otros niños y también pasaba de largo, o al menos yo debía estar dormido porque nunca los veía pasar.

Ahora los niños tienen de todo, bueno, de casi todo. Los niños se han privado de algo único. No saben de la alegría de descubrir el nido de jilgueros en el ciprés de la esquina y cómo los cinco huevecillos se convierten en pataletes que se vuelan una mañana de sol de primavera…

Hay otros niños; hay otros hombres y mujeres. No tienen nada. Esperan la mano dadivosa, esperan ese milagro que les hace que mañana puedan ver el sol.  Maldito egoísmo que les priva de todo lo esencial y de lo que no es esencial, también y al  que tienen todo el derecho.


Dicen que nació un Niño en Belén hace un montón de años. Ojalá ese Niño traiga Justicia y Paz; ojalá ese Niño nos dé, aunque sea en migajas, la felicidad que añoramos. ¡Feliz Navidad!




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