martes, 26 de diciembre de 2017

La Tarde está gris. Al mediodía aparecieron las nubes. Venían de la parte del Atlántico. Eran nubes plomizas. Nubes de esas que traen agua en sus alforjas. Lo dicen su color, el lugar de dónde  proceden y su pavoneo parcimonioso  por el cielo.

Remolonean; no se paran. Casi pasan de largo. De la esperanza de lluvia, nada. Se abrieron algunos claros. Aparecieron girones de azul bordeados de ribetes cobrizos y anaranjados. La tarde, preciosa, invitaba a soñar. Se echó el viento, y por la cañada saltaba de piedra en piedra un chorro de agua clara. Baja de la sierra.

 En los bordes de la cañada han crecido las zarzas; la brisa bambolea  los carrizos y parecen  varillas apuntando a lo  más alto; está subida la maleza. La naturaleza  aguarda el paso del invierno recién arrancado.  Todo está en calma; todo es quietud…

Por un momento ha habido un movimiento extraño entre la frondosidad. Un pajarillo diminuto salta de rama en rama entre lo  más espeso. Solo un pajarillo diminuto como es él tiene posibilidad de moverse entre tanta broza y espesura.

Tiene el pico oscuro en la base;  amarillo, en su extremo;  Es un pico puntiagudo. Los ojos vivos, saltones; las patillas extremadamente delgadas.  Su plumaje es de tono marrón y moteado en las alas y en la pechuga con pintitas blancas. Es un pajarillo muy nervioso, inquieto. Es el chochín. Esta dónde a él le gusta, o sea en lugares impenetrables. Se alimenta de larvas, moscas, mosquitos… Es un insectívoro muy beneficioso.

Por una de las laderas de la sierra va camino del redil un hato grande de ovejas. Llevan una sinfonía de latón con notas graves. Balan. De vez en cuando se oye en la lejanía la voz del pastor. Manda al perro. Hay una desbandada de ovejas. Suenan con más fuerza las cencerras.


San Juan de la Cruz no conoció una tarde como ésta. Conoció otras y, entonces, fue cuando escribió aquello de “Pastores, los que fuerdes / allá, por las majadas, al otero…” y luego, agregó: “Mil gracias derramando, / pasó por esto sotos con presura, / y yéndolos mirando, / con sola su figura / vestidos los dejó de su hermosura….” Y todo eso que ustedes conocen.



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