viernes, 26 de mayo de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora: Patarra

Patarra, Francisco Ramos,  era un hombre bajito, rechoncho y con las piernas un poco arqueadas; tenía la boca grande lo que le profería una aparente sonrisa permanente. Trabajaba en un almacén de frutos de la estación, cuando allí había una actividad económica floreciente. A la estación – tanto al tren como a los almacenes acudía mucha gente- por lo que el hombre era dado a darse un volteo por los bares y ‘observar’ el gentío.

Patarra estaba casado con Juana que regentaba un quiosco en la Plaza Baja que todavía no se llamaba de la Despedía. El quiosco de Juana era cita obligada para todos los chaveas que disponían de los grandes capitales que daban una ‘chica’, una ‘gorda’ o un ‘real’; la peseta , eso que dicen que tenían algunos, era terreno para los ‘capitalistas’ de aquel tiempo.

Un día, el patrón le gastó una broma. Entre los sacos colocó estratégicamente repartidos, pero a la vista, un puñado de caramelillos. Patarra, picó en la trampa.  Al regreso, al trabajo, sin mediar palabra, espetó:

-         Hay que ver la cantidad de ratas que hay en este almacén: he puesto un puñado de caramelos envenenados  y en un rato han desaparecido todos.

A Patarra se le descompone la cara y casi sudoroso, responde:
-         Hombre, eso se avisa…

Patarra también tuvo sus ilusiones toreras. Con ‘Cañero’, Antonio Martos, que vendía lotería, formaró la pareja de “Joselito y Belmonte’ locales. Naturalmente no pasaron de aspirantes a becerristas. Participaron en algunos festejos de los que entonces se organizaban con empresarios improvisados con el cura y el Ayuntamiento como promotores y con fines siempre benéficos.

A Patarra le llega la hora de la jubilación. El hombre acude al Organismo pertinente a arreglar el papeleo. No aparecía por ningún sitio para poder arreglar la pensioncilla…

-         Usted no está aquí, le dice el funcionario

-         Busca, busca bien, hombre…

-         Que le digo que usted no figura en estos listados…

-         Busca hombre, busca…

-         Que le digo que no…


-         Que busques, que busques bien…, que en la guerra sí que me encontrasteis…


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