Me encuentro
por un casual con un video. Ya se sabe, por estos caminos de las redes transita
mucha gente. Aparecen bodrios, cosas sin lógica; gente que carece del más
mínimo sentido de los sentimientos, de la poesía o de la belleza. También está
lo contrario y, entonces…
Verán.
Aeropuerto Norte de Tenerife; los Rodeos. Éste, el más viejo, es el que yo conozco, el otro, el Sur, el
Reina Sofía, no. Dicen que es más moderno y que surgió a raíz de aquel famoso
accidente del choque de dos Boeing 747, uno de la KLM que venía de Ámsterdam, y
otro de la Pan Am procedente del Kennedy de Nueva YorK. Los resultados
trágicos, el mayor desastre de la aviación civil de la historia.
En ese
aeropuerto muchos años después (el accidente fue en 1997) el grupo canario Los
Sabandeños aguardan un vuelo. Aprovechan el tiempo cantando. Sobre la mesa unas
copas vacías, remedos de varias consumiciones mientras les llega la hora. La
audición del video no es buena; vamos, que tiene mucho ruido.
Los
Sabandeños, guitarra en mano, cantan un bolero bellísimo. ‘Olvídame’ son los
restos de un naufragio de amor. Esos son tan dolorosos como otros accidentes
que pueden acechar al borde del camino. Cuando zozobra el barco en el que iban
las ilusiones, entonces, es cuando se sabe que el cielo se hunde en el
horizonte.
Habla la
canción de pensamientos, probablemente compartidos pero que van por caminos
imposibles de encontrarse. Muestra un deseo donde lanza que puede existir la
posibilidad que, por las dos partes, se esté pensando lo mismo.
Otros pasajeros
esperan su momento de embarque. Indiferentes, van a lo suyo. Dejan que pase el tiempo. Ya se saben las
esperas, en ocasiones, son largas. La
sala del aeropuerto es espaciosa. Por el ventanal, amplio, entra la luz del
día; no es un día de luz clara, el cielo plomizo quizá sea el resumen de un
deseo: “No le cuentes a nadie lo que yo sufrí por ti”.
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