Hoy, perdón
por hablar de mí, me he comprado un celindo y una pasiflora. Tengo ya dos
ejemplares pero los veía tan tristes, tan solos en estas tardes luminosas de
primavera que he optado por buscarle compañía. Total, si por un puñado de
dólares la gente del oeste se matada a tiros, por un puñado de euros ¿quién no
pone un poco de poesía en las esquinas del rancho?
La pasiflora
es una trepadora de crecimiento rápido. Se enreda como esos pensamientos que no
dejan dormir en las noches de insomnio; alcanza una altura considerable. Sus hojas, dentadas;
tienen tres lóbulos. Sus flores, encierran tres colores y se muestran blancas,
como la pureza; amarillas, como los atardeceres largos; moradas como las
heridas que deja el amor. En algunos sitios la conocen por maracuyá o por flor
de la pasión.
En las
corrientes de la medicina natural le atribuyen propiedades curativas contra la
ansiedad. Dicen que son calmantes e inducen al sueño. Los conquistadores
españoles – le daban cierta connotación religiosa, creyendo que simbolizaban la pasión de Cristo
y las vieron como un signo de aprobación para sus correrías, exploraciones y
conquistas.
El celindo
cuentan que viene de Persia. Puede ser. Trae en su aroma todo el perfume
embriagador de cualquier leyenda de las Mil
y una noches. Crece en la semisombra, protegido del calor tórrido del
verano cuando el sol de la tarde abrasa.
El verano
pasado, mis nietos y yo sembramos una celestina; ya está cuajada de flores.
Ahora, el celindo lo sembraré yo solo pero ellos estarán junto a mí, en el
recuerdo; luego, cuando lleguen de vacaciones, el riego del celindo, por las
tardes con el sol puesto, será la excusa para que, mutuamente nos bañemos unos
a otros; primero como fingiendo que se nos escapa, como en un descuido, el agua
de la goma; luego…
El celindo
tiene su sitio entre el jazmín de la esquina, a la sombra de la parra y dando
la mano a los limoneros. La próxima primavera habrá un torneo entre flores y
azahares. Verá cada mañana cómo sale el sol por los montes de enfrente y dará
aroma a los que pasen por el camino. Dicen que el mundo va mal, ¿ustedes creen
que tiene arreglo?
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