sábado, 6 de mayo de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mi madre

Mi madre tenía un patio con aspidistras, y geranios rojos, rosas y blancos; colocasias y esparragueras finas; unos helechos hermosísimos colgados en la zona de más umbría y un jazmín que abría hacia el lugar por donde sale el sol. Mi madre tenía muchas flores en macetas de barro.

 Mi madre tenía en la basareta de la cocina peroles de cobre grandes, medianos y pequeños. Relucían cuando los limpiaba con nerisca, limón y un producto que compraba en la droguería del “Tuerto” que era un hombre enjuto y serio. El Tuerto tenía un bigote canoso  y un ir y venir por detrás del mostrador de manera lenta y pausada.

Mi madre siempre madrugó mucho y antes de ser de día en los meses de invierno encendía un copa grande con cáscaras de almendras y picón de encina y vendía cigarros a los trabajadores tempraneros. Cuando las fuerzas dieron de corto se sentaba en una mecedora de rejillas; dejaba que pasara el tiempo.

Mi madre se quedó viuda con poco más de treinta años. Yo nunca vi a mi madre con otro color que no fuese el negro en su ropa. Nunca asistió a un acto social, ni fue al cine, ni a ningún espectáculo, ni… porque entonces, las viudas donde tenían que estar era en su casa.

Mi madre nos sacó adelante con el día por horizonte y la noche por techo; con una mano delante y otra detrás porque en aquellos tiempos eso de las pagas y ayudas sociales aún no habían salido de los renglones del Antiguo Testamento.

Mi madre tenía una pequeña tienda de pueblo donde vendía de todo. Azúcar, arroz, legumbres, y chocolate Nogueroles;  cacharros de cerámica, o sea, cántaros y botijos, orzas y lebrillos que venían de La Rambla.

Mi madre – como todas las madres – era una luchadora. Desde el amanecer mi madre vendía leche de cabra y de vaca que traían unos hombres del campo. Las vecinas acudían con vasijas apropiadas y mi madre despachada en litros, - a muy pocas - , medios litros y cuartos…


Hoy, el mercantilismo devorador dice que celebramos el Día de la Madre. Ya ven,  a mí se me ha ocurrido celebrarlo, a modo de recuerdo, de esta manera, y le he dedicado estas letras porque, para mí  ella, sí  que es una de Las Nuestras…


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2 comentarios:

  1. Magistral, amigo Pepe. Debió ser una gran mujer y mejor madre.

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  2. Lo fue Tomás; mejor, lo es porque la siento tan cerca... Un abrazo.

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