El hombre tiene sesenta y siete años; lo dice el
calendario. Arrastra un bagaje de arte entre sus manos y un reconocimiento como
solo consiguen los grandes, los que son grandes. Los grandes de verdad. Se
envuelve en la dulzura de la cercanía, en la sencillez del saber estar como
sabe estar la aurora cuando le llega su hora y reparte agrado y…
Llegó temprano al pueblo. Pidió que lo dejaran a
solas y se sentó con su obra. No nos contó lo que entre ellos se dijeron.
“¡Ay!, ahí, no… cuida la gubia, Luis, con mimo, con cariño, con esmero, como yo te tengo dicho” Y Luis lo
hace. Despacio. Nace algo entre fervor y veneración; por fuera, silencio; por
dentro…¡Ay, por dentro! Aflora el arte.
Jesús ora en el Huerto. Tiene las palmas abiertas,
como el hombre del campo que espera del cielo; el ángel le ofrece el cáliz del
martirio: “Señor si es posible…” Pero no, no fue posible. Todo tenía que
cumplirse y se cumplió; al lado, otra imagen,
una imagen de la Virgen de Paz. ¿Coincidieron, por un tiempo, en el
taller?
Don Luis, le pregunto, ¿qué significa Bernini en su
obra? Se le ilumina la cara y dice que, con perdón, su Dios, su maestro, y que
cada vez que va a Italia aprende; él
aprende, ¡Dios mío que grande, son los grandes! de Miguel Ángel y… de Bernini
en el que siempre encuentra algo nuevo…
Y habla del artista que le da alma al cedro. Deja de
ser madera; es ‘otra’ cosa y luego aparece la obra de arte. La transmite a los
demás y, entonces, sin que nadie sepa porqué ni en que esquina se entabla el
diálogo. A eso le llaman fe. Y es un reencuentro. ¿Se enumeran estos
reencuentros. Seguro, seguro, que no.
El acto comenzó un poco tarde. Una indisposición,
una visita a urgencia. La capilla con gente fuera. Se conmemoran los treinta
años de la llegada a Álora de Jesús Orando en el Huerto.
Don Luis un
amigo común, Antonio García Barbeito, me dice que le dé un abrazo. “Antonio es
una persona entrañable, aunque Antonio es sevillista y yo bético - puntualiza -.
¡Qué artículo me hizo..!”. Es don Luis Álvarez Duarte. Ya ven entre genios anda
el juego y a mí pillándome tan lejos…
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