Málaga, la que tenía tranvías de sol con jardineras
en palabras del Maestro Alcántara; Málaga, la de tantas tabernas – cuando las tabernas
eran de verdad y no ese diseño de modernismo igualatorio – que agobiaban a las
pocas librería que osaban abrir su puertas; Málaga, la que veía venir al ‘Melillero’
por la Bahía con el correo diario de África…
Málaga tiene, también, dos ‘Chiquitos’. Uno, el
Nazareno de rodilla en tierra tallado por el perote Navas-Parejo. Viene del
Perchel, bueno, de lo que queda del barrio de pescadores, desde el final de
calle Ancha del Carmen, en la noche del Jueves Santo; el otro, baja desde la
Calzada de la Trinidad para pregonar barrio y nombre por el mundo entero. Uno,
se llama Jesús; el otro, Gregorio.
Compartía mesa y tiempo con Antonio Jesús López
Nieto. Él, camino del Mundial de Corea. Los amigos del gastronómico convocados
por Paco, Paco Rengel, le deseábamos suerte… Ya se sabe. Le pregunto por el
momento más estelar de su vida. No lo dudó: “Pepe, la noche que entré de
mayordomo de trono del Chiquito por calle Larios…”
Anoche, Bertín Osborne nos enseñó a un ser humano
excepcional. Se llama Gregorio Sánchez, como aquel torero de cuando yo era niño
y del que decían que siempre dejaba las grandes faenas para Málaga y para
Madrid… Este Gregorio lleva por nombre
artístico el de su barrio. Sus
grandes faenas han entrado en la salita de estar de cada hogar…
Anoche hizo, quizá, la mejor faena. La bordó con el
recuerdo de su mujer. Ya no está. Transido por el dolor el hombre le pudo con el
humorista. La vida le arrebató - “Señor,
ya me arrancaste lo que más quería” que escribió don Antonio – y él lo dijo con
la naturalidad con que habla la gente que
es grande, muy grande: “Me ha roto el corazón y el sentido. Ella era mi
vida”.
Gracias, Chiquito; gracias, Gregorio. No has tenido
que hablar un lenguaje raro y rebuscado. Has hablado en ese hablar que todos entendemos… Gracias, Chiquito-Grande.
Tuve la suerte de compartir con A.J. Lopez Nieto hace muchos años cuando yo era un incipiente trencilla y el militaba en la primera regional y en la UCD de D. Adolfo.A Gregorio lo conocí cuando era palmero y se buscaba la vida en la noche malagueña, ha llovido mucho y pienso ¿tan viejo soy?.Admirado Pepe cada vez que leo algo tuyo me transporto a mi pasado y recuerdo las palabras de mi padre "hagas lo que hagas enamorate de ello y nunca te arrepientas de nada". Gracias por tus cuadernos. J. V. Montiel Candial
ResponderEliminarSomos parte de un pasado que va con nosotros y no sabemos qué es pasado y qué somos nosotros, amigo mío.
EliminarPues, querido Pepe, yo he tenido la suerte de ser compañero de Chiquito de la Calzada en la radio, donde coincidimos tantos con otro malagueño, el malogrado Antonio Herrero, bruto, sí, pero noble. Y por derecho. Chiquito era el alma de La Mañana de Antonio Herrero. Hicimos programas juntos en Madrid, en Málaga, en Port Aventura, en Valladolid y no sé en cuántos sitios más. Chiquito era lo que es: un corazón con carné de identidad. Y a su lado, siempre, alma gemela, la encantadora, irrepetible Pepita, a la que todos queríamos. A ver qué remedio, con gente tan buena...
ResponderEliminar¡Qué elenco, Antonio, qué elenco! Puras sangre de todo lo bueno que ha pasado por la radio española.
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