Lo cantó Serrat cuando éramos jóvenes. Hablaba del
amor en esa edad en que los cabellos se tornan blancos, hay un deje de añoranza
en la mirada y las manos se llenan de arrugas. La escribió cuando los retratos
que cuelgan de la pared se tocan con una pátina que solo deja el paso del
tiempo…
Els
vells amants fue un canto al amor desde la ventana de una juventud que
venía empujando. Un deseo para cuando el ‘luego’
sea una realidad y el tiempo digan que ya tocan campanas en aquel otro campanario
que otea nubes de otro cielo.
Hay un cielo de nubes y esperanzas. Queremos la
lluvia; no llega con la alegría deseada; pamplinea con mucho tiento. Los
rosales dan una cosecha de rosas tardías ahítas de belleza. Son bellísimas las
rosas de otoño. Las gotas de agua buscan acomodo en sus pétalos.
Se ha levantado la brisa. Mueve las hojas en el
suelo del parque, en los alcorques de
los árboles de callejeros. No peregrinan a ninguna parte las hojas caídas de
los almeces, de los granados del vallado del camino…
Mi amigo José María Lopera me ha enviado, esta
mañana, las letras de dos soleares: “El amor y la vejez / por mucho que
disimulen / están siempre a flor de piel”, y otra: “Están siempre a flor de
piel / los besos y las arrugas / como luz de amanecer”.
Serrat y Lopera probablemente nunca habrán hablado
en su vida. Los dos, sin ponerse de acuerdo, han tocado las cuerdas sensibles del arpa
interior que espera la mano que le arranque las notas. Los dos han llegado a lo
más hondo, a lo más íntimo, a lo más profundo.
Serrat hablaba de unas manos entrelazadas y de
miradas cómplices que se hablan sin decir nada y de recuerdos de flores cortadas
en un ayer ya muy lejano que ya está solo al alcance de los sueños.
Y de un reloj
viejo y una radio antigua y una vida andada paso a paso en el caminar lento
hacia eso que se llama vejez y que queremos endulzar y le cambiamos el nombre
y, entonces, lo llamamos otoño. ¡La vida!
Amigo Pepe, SUBLIME.
ResponderEliminarSorprendente, hoy me crucé con Jose María Lopera, nos paramos, hablamos por un momento y le lancé lúdicamente una adivinanza. Le recité un verso y él tenía que acertar su autor. Me dijo que se lo ponía difícil, yo reí, se lo leí y acertó. Jose María Lopera era la respuesta, y los versos los mismos que tú, José Morales, refieres en esta hoja suelta de tu cuaderno de bitácora. Saludos, me gusta mucho leerte.
ResponderEliminarSorprendente, hoy me crucé con Jose María Lopera, nos paramos, hablamos por un momento y le lancé lúdicamente una adivinanza. Le recité un verso y él tenía que acertar su autor. Me dijo que se lo ponía difícil, yo reí, se lo leí y acertó. Jose María Lopera era la respuesta, y los versos los mismos que tú, José Morales, refieres en esta hoja suelta de tu cuaderno de bitácora. Saludos, me gusta mucho leerte.
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