El día amaneció raso sobre Málaga; a media mañana, el cielo
estaba entoldado. Me pregunto, si por la megafonía de la estación se anuncia
que no se puede fumar en todo el recinto de la estación ¿por qué hay colillas
entre las vías y los andenes?
En las Lomas de Cuenca casi han abandonado los
cultivos; chatarras, restos de materiales de construcción, depósitos de obras…
Entre Álora y Cártama la sierra está horadada por cinco túneles; dos más hasta
llegar a Bobadilla; el de Abdalajís, el más largo.
El tren cruza por un viaducto del arroyo de las
Piedras. Es alto; la distancia deja ver un paisaje precioso: Las Mellizas,
Caracuel, Bermejo. Caseríos blanco echados a voleo en las laderas de la sierra.
Hace una parada en Santa Ana. La sierra de El Puntal
está coronada por las nubes. Olivares alineados, limpios de yerbas; restos de
ramón en el suelo. Las aceiteras elevan columnas de humo blanco. Condensación
de vapores al contacto con la atmósfera más fría.
Por Puente-Genil llueve. La gotas, pespuntes
escapados de un bordado imposible corren por los cristales; primero, diminutas
como cabezas de alfileres; luego, otras mayores. Echan una carrera entre ellas.
El quicio de la ventanilla es su freno artificial.
El Genil va profundo; lleva el agua turbia. Parece
un río traicionero como si tendiese emboscadas en todos los recovecos. En el
cielo plomizo de Santaella se recorta la mole de la iglesia de la Asunción.
El castillo de Almódovar, entre la bruma. Corona un
cerro. Es majestuoso. El Guadalquivir ya va entre naranjos. En Palma - Palma del
Río – donde se le une Genil todavía será más majestuoso y en Sevilla…¡Ay, en Sevilla!
se asomarán la Giralda y la Torre del Oro para verlo pasar. Y si en la
Maestranza se corona con un ¡oleee! la media de Morante…
Córdoba está bajo una cortina de agua. En Sierra
Morena se apunta la primavera en la dehesa. El tren cruza el Valle de Alcudia;
pastan las ovejas. Sigue su marcha…
Viajar en el Ave, tiene esas cosas Pepe. O parece que el paisaje es de juguete, por lo rápido que pasa ante ti, o da la falsa impresión de que tiene prisa por hacerlo y no da tiempo a pensar en lo que acabas de ver, cuando ya estás en otro escenario. Luego está el viajero como tu, que lo anota todo, lo mira todo, lo disfruta todo y además, tiene la buena costumbre de transmitirlo. Que tengas buena estancia en la Villa y Corte, porque llegar - con el Ave - está por seguro que ya lo hiciste...
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