Y, dijo Dios: “Hágase la luz y la luz se hizo. Día
primero” Más o menos. Lo cuenta el Génesis que dicen que es el Libro que cuenta
todo lo que ocurrió desde el principio. Y la luz lo llenó todo y a la luz la
llamó día y, a la oscuridad, noche… Y, todo esto que ustedes saben mejor que
yo.
Y una amiga nuestra que es dada a madrugar va y se
sale al campo y cuando el campo se las anda aún desperezándose de haber tenido
una noche larga – porque en invierno las noches son de más duración – les digo,
va y lo caza con su máquina y nos lo ofrece para disfrute y goce de todos.
Y el sol apunta por el horizonte y ya es un foco de
luz y se eleva con la parsimonia con que se sube cada mañana y lo ve cómo mira
al río por encima de los árboles y lo llena todo y deja ese sello único de los
amaneceres excepcionales.
Me viene a la mente aquello de ‘poverello de Asís’:
“Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas especialmente por mi señor el
hermano Sol por el cual haces el día y nos das la luz...” ¿Verdad, que lo
bordó? ¿Cabe más belleza en estas palabras?
Están los árboles quietos; están en esa postura de
sorpresa de lo que viene; está en recepción la naturaleza que se despierta y
como la oración de Michel Quoist dice: Señor, Señor qué regalo de día nos viene
hoy de tu mano.
Se abren los periódicos y pregonan desquiciamiento;
posturas encontradas; desencuentros… Demasiado odio. Parece que la gente huye
de sí misma y todo es una postura de espera con las garras afiladas y abiertas,
muy abiertas.
Y en medio, entre nuestra amiga y el sol que apunta,
el río Grande; el nuestro, el que viene de Cazorla a Sanlúcar y que ahora lo
recibe y luego, cuando aparezcan esos puntos luminosos que se llaman estrellas
y se echen las barca a la mar, entonces, les digo, que le deseará un buen viaje
camino de América.
Sabes bien, amigo Pepe, que tengo por costumbre ver salir el sol cada mañana, rielando sobre el mar, pero también sabes que me “desayuno” con la lectura de varios periódicos y hoy, uno de ellos ha eclipsado al sol naciente. La Delegación de Educación de Córdoba ha presentado un documento con el proceso de matriculación escolar para el próximo curso, al que titula, "Campaña de excolaricación" – las comillas son mías - lo cual ha pasado desapercibido al equipo y la delegada de Educación, Doña Esther Ruiz. Mal empezamos amigo si los responsables dan por bueno que se "excolarice" a los tiernos infantes andaluces. Algunos en nuestra tierra, aún siguen esperando lo de, “Hágase la luz...”
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