jueves, 10 de marzo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Cristo de las Lluvias

 El ‘Madrid de los Austrias’ tiene sabor a otro tiempo;  calles estrechas,  fachadas de piedra. Un Madrid rancio, en el que la gente espadeaba por las calles, los donjuanes saltaban tapias de conventos y  en el dominio del Imperio no se ponía el sol.

Es colindante al barrio de las Letras. La Plaza Mayor, el nexo de unión. En la Plaza Mayor siguen sin encontrar el tesoro. Obras y más obras. Barreras; obreros con cascos de plástico y monos empolvados. Gente y más gente.

La preside Felipe III en  estatua ecuestre, en bronce de Pedro Tacca. La boca abierta del caballo fue trampa mortal para pajarillos curiosos que osaban entrar; luego, la salida imposible. Ahora, referencia de fotos para recuerdos.

Ese  Madrid fue campo y morería y lugar de judería. Alarifes, canteros, maestros del ladrillo. Muchos vivieron aquí. El arte  mudéjar de torres y casas lo dice. La convivencia, entre ellos, con más o menos problemas.

Los Vargas tenían tierras. Dicen que los ángeles araban el campo y ayudaban en las tareas a un labrador modélico. Pasados los años, San Isidro; su mujer, Santa María de la Cabeza. Allí está su casa y el pozo y…Han remodelado el mercado de San Miguel. Está en la plaza de la Paja.

El barrio tiene placas en las fachadas. Informan que aquí se hospedaban los Reyes Católicos cuando venían a Madrid  o por el pasadizo que cruzaban a la iglesia para  escuchar misa; dónde vivió san Isidro…

Una mañana de invierno lo recorreremos - Salustiano y yo - de la mano de Juan Francisco, de niño acudió al colegio de Nuestra Señora de la Paloma; de grande, guía de viajeros curiosos. Nos lo enseña con la sabiduría de quien cuando niño jugó en sus calles.

Los jardines del palacio de Anglona son  recoletos, silenciosos, íntimos. Nos acercamos a San Pedro el Viejo, probablemente, uno de los templos más antiguos de Madrid. En la capilla de ‘Jesús el pobre’ se venera una imagen de Juan de Astorga; Madrid, lo sigue en procesión la noche de Jueves Santo.


En el exterior, la torre - mudéjar - de San Pedro, el Viejo; en el templo, capilla al Cristo de las lluvias. Los días de tormenta, tocaban las campanas - cuentan que solas. No me lo creo; seguro que habría algún sacristán por medio - y se alejaba el peligro para los campos… 

1 comentario:

  1. Cuantas veces Pepe, al pasear por el Madrid de los Austrias, no he tenido esa especie de ensoñación del pasado. Calles estrechas, sin apenas iluminación, en donde los asesinos a sueldo, esperaban a sus victimas embozados en sus negras capas. En una de ellas, encontró la muerte acuchillado, a manos seis viles sicarios, Juan de Escobedo, secretario de Don Juan de Austria, a pocas manzanas del palacio real, cuando regresaba de la casa de la Princesa de Éboli, que estaba en el complot. Pasear por esa parte de Madrid, es hacerlo muchas veces, por las hojas de los libros de la Historia de España...

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