miércoles, 23 de marzo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los niños del pueblo.

Los niños del pueblo carecíamos de casi todo. Los niños de la ciudad, también. A nosotros  nos parecían unos niños privilegiados porque tenían unas Navidades con muchas casetas en la Plaza de La Constitución  que, entonces no se llamaba así,  pero que nadie la nombraba por José Antonio que era como le había puesto.

En Semana Santa, en la ciudad, salían muchas procesiones y cuando llegaba el verano, por agosto, había una feria muy importante. Los mayores la llamaban “los festejos” y, además tenían el mar, y los barcos en el puerto, y unos pájaros grandes,  gaviotas.

Los niños del pueblo cuando llegaba la Navidad. Bueno, antes muchos antes, montábamos un Nacimiento. Íbamos por pitas al Quebraero, por musgo a la jerriza, por gandinga al túnel de la estación y por tomillo y romero al Hachuelo.

Cuando entraba la Cuaresma, desde El Pecho de la Torres, en esas tardes que apuntaban a primavera, las trompetas del ‘Corucho’ y del ‘Perdío’ convocaban a un ‘aquelarre’ de los sentidos.

 Esas llamadas de chirimía anunciaban que en casa de María – allí, cabíamos todos los niños del pueblo; en otras, no – teníamos ya la túnica y María dándole a la aguja para que ningún niño se quedase sin su ropa de nazareno.

Los niños éramos ‘bipartisdistas’ – como ahora, pero con más sentido común – y todos éramos o de Jesús o de Dolores. O de túnicas moradas y cíngulos dorados; o de túnica negra y cíngulo blanco. El cirio…No sé hasta dónde aguantaba el cirio en la procesión.

Jueves Santo. De los niños de ayer…  ¡ay, los niños de ayer! Algunos nos veremos y nos daremos un abrazo. En éste faltará Rogelio que anda pachucho; sí vendrán Ignacio Mariscal, y el Pillo Lobato, y Juanito Vázquez, y Juanillo Mérida y…


 ¿Otros? Otros estarán asomados a las ventanas del cielo y con esa visión privilegiada que dan esos balcones nos mandarán mensajes cuando la luna de Nisan alumbre al Nazareno que viene por el Albaicín nuestro, o sea por el Barranco, al encuentro con su pueblo y luego, Ella por la puerta grande que se queda pequeña y…

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